Un toresano ilustre de comienzos del siglo XX fue Wenceslao González Oliveros. En la Ciudad de las Leyes hay una calle con el nombre de González Oliveros que le fue dedicada, por acuerdo del Ayuntamiento de Toro, en septiembre de 1926.

Wenceslao González Oliveros fue homenajeado por el pueblo toresano en prueba de afecto por la personalidad alcanzada en el campo de la ciencia y de la política nacional. En la fecha del homenaje, 15 de septiembre de 1926, González Oliveros era director general de Enseñanza Superior y Secundaria.

Oliveros fue recibido por las autoridades de la provincia y de la localidad con el entusiasmo de todos sus paisanos. En aquella jornada, junto a la conocida Puerta del Mercado fue descubierta una placa con la denominación Calle del Doctor González Oliveros.

En el Salón de Actos de la Casa Consistorial, por el alcalde le fue entregado a don Wenceslao González Oliveros un artístico pergamino donde se le nombraba hijo predilecto de la ciudad en virtud de acuerdo unánime de la Excelentísima Corporación Municipal. Siguieron en la misma fecha diversos actos culturales en honor del doctor Oliveros, en el Teatro Latorre, organizados por la Comisión de Festejos de San Agustín.

Wenceslao González Oliveros nació en Toro el 28 de septiembre de 1890, fue profesor en las Universidades de La Laguna y Santiago, fue catedrático de Filosofía del Derecho en las Universidades de Granada y Salamanca. Desempeñó la Cátedra de Derecho Natural y Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid.

En la Dictadura de Primo de Rivera fue nombrado gobernador civil de la provincia de Jaén. Fue gobernador del Banco Exterior de España, gobernador civil en Barcelona y otra serie de cargos, según el momento político que le tocó vivir. Falleció en Madrid el 30 de marzo de 1965 a los 74 años de edad.