Frente a la deriva de la zona rural de la provincia, abocada en los últimos años a despoblarse a razón de tres mil zamoranos menos al año, los poderes políticos mayoritarios han realizado un esfuerzo de imaginación increíble para enmascararla y manipular la realidad.

De esta manera, convirtieron el monte y el campo que ya nadie trabajaba en espacios naturales. Llamaron al territorio abandonado por el hombre "espacio protegido", y lo clasificaron en parques nacionales, regionales y naturales, reservas y paisajes protegidos. Prohibieron a las gentes que abandonaron su tierra obligadas por la necesidad realizar cualquier actividad de las que tradicionalmente habían servido para vivir primero, y subsistir después? Hasta la emigración.

Tras convertir el campo vacío en un parque temático natural con denominación de origen, y después de que algunas especies animales sustituyeran al homo sapiens como pobladores, no dudaron en convertir a los nuevos habitantes en especie cinegética primero y, para preservarlos, atractivo turístico después.

Las casas abandonadas que se caían de pena y soledad, también fueron convertidas en Centros de Turismo Rural. Y para atraer más turismo construyeron Centros de Interpretación de cualquier realidad que se pierde. Y no solo en los pueblos, porque en la misma capital existe un Centro de la Ciudad Medieval situado entre la ruina y abandono de las casas y solares del Casco Histórico que desaparece. Cuando las comunicaciones cercanas dejaron de ser rentables porque solo lo eran las que llevaban a la gente lejos como el moderno AVE, primero las cerraron como hicieron con el ferrocarril Ruta de la Plata, y después, en vez de reconocer que hay un problema, han inventado las "vías verdes" para hacer senderismo o pedalear sobre los raíles y las vigas que en su día sirvieron para comunicar los pueblos en tren.

En vez de gastar dinero en un territorio condenado al vacío, no dudan en llamar también "vía verde" a la carretera nacional 631, que el saber popular ha denominado "el safari de Zamora" por la cantidad de fauna salvaje que la atraviesa, y acabarán haciendo un circuito de cross con la carretera de Porto.

Todo antes que reconocer el fracaso de las políticas que han llevado a la provincia a la despoblación y de tomar medidas eficaces para evitarla.

Los que aún viven aquí y la gente de Zamora que ha emigrado y viene como veraneante, comprometidos con los pueblos que tuvieron que abandonar ellos, sus padres o sus abuelos, siguen reivindicando su existencia, a base de fiestas donde recuerdan y reviven sus orígenes basados en las actividades del campo, o a través de actividades reivindicativas -quizás aprendidas en las ciudades donde ahora viven- para luchar por su tierra.

Son los que en estos días cantan lo que se pierde en fiestas veraniegas donde rememoran la siega y la trilla y otras tareas del campo; los que mantienen vivos los bailes y otras actividades tradicionales en la plaza del pueblo, y los que organizan actividades reivindicativas y de protesta para cambiar la deriva a la que han condenado a su tierra.

Porque nunca es tarde para subir a Peña Mira protestando contra la despoblación que amenaza con acabar con una forma de vida que resiste porque sigue siendo necesaria.

No es una lucha romántica, aunque si lo fuera no por ello tendría menos valor. Es la necesidad de seguir manteniendo vivo el territorio, y de cuidarlo para toda la sociedad por la gente que vive en él.

Ninguna lucha se pierde, aunque venga el largo invierno y con él avance la soledad por los campos, convirtiendo a nuestros pueblos en combatientes derrotados? hasta el verano que viene.

Que otra vez nos veremos de marcha.