Ni me valen las que utilizan las redes para escupir todo el resentimiento absurdo que llevan dentro, ni las que se desnudan de cintura para arriba arremetiendo siempre contra los mismos: la Iglesias católica, ni las que utilizan su cargo para decir en lugar de para hacer. No se trata de dar el espectáculo, se trata de trabajar en firme y con la necesaria seriedad para que se tomen en serio las reivindicaciones de las mujeres. Estas son las que ponen en peligro la integridad y la igualdad del resto de mujeres.

No puedo entender que una bocazas como Anaïs Menguzzato haya ocupado la dirección del Instituto Valenciano de la Mujer y ahora dirija, en sustitución de Sandra Gómez, la Policía Local y los Bomberos de Valencia. Y no lo puedo entender porque la Menguzzato es conocida en las redes sociales por sus indiscretos comentarios en Twitter. Especialmente por el que escribió pidiendo denunciar la fiesta de San Valentín. Todo lo que huela a santo, ¡anatema! Ojo al tuit: Mañana es San Valentín. Ese bendito "amor romántico" bajo el que se camuflan el machismo y la violencia de género. No lo celebres. Denúncialo?

Se quiere cargar por decreto una fiesta de toda la vida. Qué sabrá esta del "amor romántico". Precisamente a la violencia de género y al machismo no los mueve la palanca del amor y del romanticismo. Vaya por delante una definición: "El amor romántico es uno de los modelos de amor que fundamenta el matrimonio monogámico y las relaciones de pareja estables en las culturas modernas, principalmente las occidentales". Romeo y Julieta, Tristán e Isolda son excelentes ejemplos literarios y musicales de amor romántico. Que yo sepa en la violencia del tipo que sea, máxime la de género, el amor brilla por su ausencia. Es la "posesión" y otras cuestiones que también forman parte del imaginario individual e incluso colectivo, las que llevan a situaciones de esa envergadura.

Pero es que la nueva concejala de Policía de Valencia, en otro tuit que ha sido borrado intencionadamente para no alimentar más las polémicas que suscita, la socialista hacía suyo uno de los lemas anticlericales del feminismo más radical: "saquen sus rosarios de mis ovarios". Yo estoy y me manifiesto en contra del aborto que por ejemplo promueve esta señora y no por una cuestión religiosa, sino humana. A lo mejor si esta buena señora rezara más el rosario e hiciera acopio de sensatez no decía según qué cosas. Qué manía con los rosarios, los ovarios y esas cuestiones con las que solo pretenden hacernos daño a los católicos. Yo quiero que saquen su lengua bífida de mi entendimiento, de mis sentimientos, de mi corazón.

Yo no quiero que prostituyan la palabra amor, que hieran de muerte al romanticismo sin el que el amor no es casi nada o que utilicen el rosario para ofender. Descuide usted que hay un rosario musulmán la mar de mono, el "masbaha" o "tasbih", con el que a esta y a otras como a esta no se les ocurren bromas y ofensas no las vayan a apiolar o directamente a matar unos lobos solitarios del daesh, por blasfemas. Si será transigente la fe católica y su Iglesia, frente a otras religiones que esta y otras como esta no dudan en defender a capa y espada. A Afganistán las enviaba yo una temporada.