Ya ha comenzado la llegada de los inmigrantes sirios, afganos y africanos a nuestro país, por acogida o por cuotas de reparto, pero es una realidad a corto plazo y me preguntaba si estamos preparados para ello. La inmigración es un hecho tan marcado, que en Tenerife viven personas de 94 nacionalidades diferentes, como señala una comunicación reciente del Observatorio para las Migraciones. Las islas y las costas reciben los inmigrantes que vienen por el mar, casi siempre sin papeles y en situación muy precaria.

Las grandes ciudades, no solo reciben la migración interna de sus nacionales que esperan hallar más oportunidades académicas o laborales, sino que además es el primer lugar donde llegan los inmigrantes extranjeros, porque es el sitio de entrada a un país y el lugar donde un nuevo residente encontraría más opciones laborales, como lo muestran las encuesta: pero tarde o temprano se irán moviendo por la ciudades intermedias porque los costos de la vida son más baratos allí.

Ciudades como Zamora, Guadalajara, Valladolid, Tarragona o Segovia, son una buena muestra de ello, el campo y las pequeñas poblaciones de provincias lejanas, serán los sitios menos visitados o escogidos por los residentes permanentes, a no ser que políticas gubernamentales preparen lugares estratégicos para recibir masivamente a los extranjeros.

Experiencias anteriores pueden mostrarnos como ha sido la integración de grandes comunidades extranjeras que se han ido llegando a nuestro país: los latinoamericanos, por ejemplo, llegaron masivamente unas décadas atrás, inicialmente fueron muy mal recibidos, tuve la oportunidad de leer una grafiti en Cuatro caminos en Madrid, hace algunos años, que decía textualmente (y perdonen el taco): "Regresen a su país sudacas de mierda". Si bien es cierto que llegaron básicamente personas que buscaban trabajo, de escasos recursos económicos y un nivel sociocultural bajo, también llegaron estudiantes y profesionales que aspiraban una sociedad mejor, las diferencias culturales, muy marcadas inicialmente, se van limando y la integración se realiza más o menos adecuadamente.

Durante los últimos años hemos visto la llegada de inmigrantes de origen chino, personas trabajadoras y discretas que no provocan un rechazo manifiesto, se van integrado, pero difícilmente podemos decir que son nuestros amigos y vecinos, la barrera del idioma y las costumbres es muy marcada y lo que posiblemente veremos será la formación de comunidades cerradas, con poca o ninguna relación con sus vecinos. Poca o ninguna relación hemos desarrollado con la numerosa colonia de hindúes y bangladesíes.

Los rumanos, otra comunidad abundante, escuchamos su música callejera y deducimos que son gentes trabajadoras, alegres y comunicativas, que seguirá un proceso de integración similar al resto de inmigrantes de origen latino.

Los alemanes e ingleses, otro grupo numeroso de visitantes, escogen a España básicamente por su clima, suelen ser adinerados, viven en Baleares y las zonas mediterráneas y no pretenden integrarse con el pueblo español, se comportan como los turistas: vienen a conocer, disfrutas y hacer compras, lo que observamos es una adaptación local a su idioma y gastronomía y no al revés.

Sean cuales sean las causas del rechazo a los extranjeros: su forma de vivir o de vestir, sus modales poco aceptable, sus costumbres diferentes, por su raza, idioma o religión, exigen de cada uno de nosotros valores morales y cualidades sociales que seguramente tendremos que reforzar o desarrollar: empatía, tolerancia, solidaridad, respeto a las diferencias y a los recién llegados, un gran esfuerzo intelectual y emocional como aprender un nuevo idioma, enfrentarse a sus miedos y prejuicios, vencer la nostalgia por su tierra y por los que dejaron atrás, capacidad de adaptación a las nuevas costumbres, respeto por el entorno, las leyes y costumbres locales, sin olvidar su identidad, sus valores y su cultura.

La integración es un nuevo reto para todos, sería bueno recordar un viejo adagio chino que puede servirnos: "No se quede con la primera impresión, trate de entender lo que se esconde debajo del velo de las apariencias, de este modo logrará evitar los peligros y podrá obtener ventajas y un éxito duradero".

Es necesario acabar con las mafias que se dedican al tráfico de seres humanos por inmoral, mafias que están localizadas y son auténticas redes criminales.