He tenido la suerte de poder participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se ha celebrado en Cracovia y poder vivir la experiencia y escuchar al papa Francisco en directo. Ha sido una experiencia de encuentro con jóvenes de todo el mundo, de países, lenguas y culturas diferentes. Estábamos jóvenes de naciones diversas, algunas de ellas en guerra, otras no tienen conflictos bélicos, pero tienen otros sufrimientos. El papa nos dijo: "Seamos conscientes de una realidad: para nosotros, hoy y aquí, provenientes de distintas partes del mundo, el dolor, la guerra que viven muchos jóvenes, deja de ser anónima, deja de ser una noticia de prensa, tiene nombre, tiene rostro, tiene historia, tiene cercanía". En ocasiones hay realidades que nos son ajenas, o que simplemente conocemos por las noticias, pero cuando las tocamos, entramos en contacto con ellas, nos interpelan y nos llevan a involucrarnos.

Como nos dijo el papa, "Nosotros no vamos a gritar ahora contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia, vencer el terror con más terror. Nosotros hoy estamos aquí, porque el señor nos ha convocado. Y nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia". Y esto es posible, ya que lo he podido experimentar estos días de la JMJ; miles de jóvenes de todo el mundo unidos por una persona: Jesús. Jóvenes unidos para celebrar la fe, que buscan el amor, la justicia y la paz para el mundo. Desde Jesús es posible cambiar, él nos transforma, hoy nos invita a dejar huella en nuestra vida para cambiarnos a nosotros y así poder cambiar el mundo. La apuesta de Jesús siempre es al futuro, al horizonte, por eso es necesario que aprendamos de Jesús y hagamos una realidad, como decía el papa, "El saber convivir en la diversidad, en el diálogo, en compartir la multiculturalidad, no como una amenaza sino, como una oportunidad: tengan valentía para enseñarnos que es más fácil construir puentes que levantar muros. Y todos juntos pidamos que nos exijan transitar por los caminos de la fraternidad".