Cuando se implantó la Zona Azul, antecedente de la ORA (Ordenanza Reguladora de Aparcamientos), primero en Madrid en 1970 y luego en toda España, aparcábamos los vehículos en las zonas reguladas y colocábamos en lugar visible un disco en el que seleccionábamos la hora de llegada para que el agente supiera cuánto tiempo estaba el coche ocupando la plaza de aparcamiento. Una o dos horas era el tiempo máximo permitido. Se trataba, claro está, de obligar a la rotación de vehículos y, con ello, ampliar a un mayor número de ciudadanos el uso de las plazas disponibles, favoreciendo que todos encontráramos espacios libres con rapidez y evitando así la búsqueda reiterada de aparcamiento dando vueltas por el entorno con el consiguiente consumo de combustible, polución y pérdida de tiempo.

Entonces no se pagaba, tan solo la rotación era el motivo de la implantación del sistema. Con los años, las llamadas zonas azules se convirtieron en Zonas de Estacionamiento Regulado y aparecieron los parquímetros. Una gran polémica se dio en las primeras ciudades que lo implantaron. Aquello sí tenía un segundo objetivo: recaudar. La polémica fue llegando al resto de las ciudades a medida que fueron implantando el sistema. Hoy, los parquímetros y medios de control permiten un alto grado de sofisticación y ya pueden plantearse casi todo tipo de variantes: desde discriminar por tamaño, efecto contaminante, residencia, etcétera, hasta controlar los tiempos y zonas utilizadas o efectuar el pago de múltiples modos, incluido el uso del teléfono móvil. Toda esta evolución ha permitido alcanzar el mayor y mejor control del uso de las zonas reguladas potenciando los tres objetivos básicos del sistema: Rotar, disuadir y recaudar.

Rotar, objetivo inicial y principal por el que se ideó el sistema, evitando que los vehículos sobrepasen el tiempo regulado y dejen el espacio libre para otro usuario. Disuadir y minimizar el uso del vehículo en las áreas afectadas. Efecto, de muchísima importancia para reducir el tráfico, los atascos y la contaminación, es consecuencia del coste económico y, por tanto, aumenta o reduce su importancia con el precio que se aplique. En Zamora nunca ha tenido gran importancia dado el bajo nivel de las tarifas. Recaudar, por último, es un objetivo evidente sin el que serían imposibles el gobierno municipal y los servicios que como ciudadanos exigimos.

Algunas voces vecinales se han pronunciado criticando el nuevo proyecto de regulación de la ORA. Nadie les negará la razón, porque la tienen, en que conviene mejorar los horarios de autobuses. Precisamente, aumentar la utilización del transporte público es una de las consecuencias que se pueden esperar del comentado efecto disuasorio y, por tanto, mejorar ese servicio es, además de una necesidad, una consecuencia. Ahora bien, para que sea asequible y aumente su utilización, el transporte público ha de ser subvencionado, por lo tanto de algún modo se ha de recaudar? Pero siempre habrá quien necesite moverse en coche por el centro y, por tanto, le conviene encontrar plaza de aparcamiento; para eso se fuerza la rotación desde siempre y en todas las ciudades. Los comerciantes se verán beneficiados por la rotación, ellos lo saben bien.

Haré una sugerencia que, tal vez, se esté a tiempo de considerar: Dado que es una necesidad introducir la matrícula del vehículo para que la variedad de sistemas de cobro y control funcione, y como esa necesidad de teclear la matrícula es una molestia por la que se quejará la mayor parte de los usuarios, propongo imitar el funcionamiento de algunos lugares del entorno de Barcelona; concretamente, la localidad en la que habito los cinco o seis meses que no estoy en Zamora concede a los vehículos residenciados en el municipio el derecho a media hora diaria gratis. Con una población que ronda los 15.000 habitantes, la tarifa es de 0,85 euros a la hora, de modo que el vecindario supera el engorro de teclear la matrícula agradecido por lo que obtiene.

Sorprende que se acuse de afán recaudatorio a un proyecto de reorganización de la ORA que seguirá con tarifas enormemente bajas (0,40 euros a la hora) que poco más darán que para mantener el servicio. Recaudar importa y se necesita, pero en este caso no se puede hablar de afán recaudatorio? Hace unos días, me desplacé a Sant Feliu y no tuve que dar vueltas pues había un par de lugares libres ante la Delegación de Hacienda. Pagué 1,05 euros por una hora de aparcamiento mientras una grúa retiraba un vehículo a unos metros del mío. Rotar, disuadir y recaudar, en este caso aplicado a machamartillo. ¡Zamora es la gloria!

(*) Miembro del Foro

Ciudadano de Zamora