Qué reconfortante es conocer el trabajo que ha llevado a cabo el pasado mes de junio la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), para dar a conocer el comportamiento de Israel con los palestinos. Quienes constituyen dicha ONG son militares que han pertenecido al Ejército israelí o que siguen todavía en él; son ciudadanos que aman su país pero que están totalmente en desacuerdo con la forma abusiva en la que Israel trata a los palestinos. Quieren dar a conocer lo que los Gobierno sionistas vienen ocultando por todos los medios; y para ello la ONG invitó a una serie de escritores de distintos países con el fin de que vieran con sus propios ojos lo que allí sucede habitualmente. El escritor de lengua castellana elegido ha sido el ínclito Mario Vargas Llosa, galardonado en su día nada menos que con el Premio Nobel. Este autor fue el encargado de verter su opinión sobre el asunto que aquí tratamos, y se pudo leer en el periódico "El País" del día 30 de junio, así como en su página web y en otros medios on line, dependientes de dicho periódico. El objetivo último del viaje de este grupo de escritores quedará reflejado en un libro que verá la luz el año próximo.

Y de la acción de unos escritores pasamos a una película, la que da título a este artículo. Tanto la noticia de la ONG como el filme ponen en antecedentes al ciudadano que verdaderamente quiera enterarse de lo que ocurre en Palestina. En el caso de la película se puede aplicar el dicho "una imagen vale más que mil palabras". El espacio en el que se rueda la película fundamentalmente es en Gaza. Y sus planos nos muestran una destrucción tal que el espectador inevitablemente habrá de preguntarse quién ha sido capaz de echar abajo esos bloques de cemento que en su día fueron edificios y viviendas,y que en la actualidad son escombros en los que se obliga a vivir a los gazatíes. Decimos que se les obliga porque los bombardeos israelíes han aniquilado todo lo que se mantenía en pie durante sus intervenciones militares. Y por si ello fuera poco, Europa había contribuido económicamente con las autoridades palestinas para que levantaran la maltrecha figura de Gaza, después del primer bombardeo. Gaza resurgió de sus cenizas, como el Ave Fénix, eso sí, con la ayuda del dinero europeo, pero los israelíes no soportan que nadie ayude a los palestinos, ni que estos muestren una imagen que denote un mínimo de progreso y bienestar. Así que hubo nuevos bombardeos e Israel ya no permite la colaboración de ninguna otra comunidad que quiera hacer un poco más amable la vida de los ciudadanos de Gaza.

"Idol" ha sido dirigida por Hany Abu-Assad, director también de otras dos películas: "Paradise Now" y "Omar" son un buen ejemplo. Las mismas le han servido para ser nominado al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. La historia de "Idol" está basada en el sueño de un chico, Mohammad Assaf, que vivía en Gaza y poseía una excelente voz. La historia es real y Mohammed soñaba con cantar en el teatro de la ópera de El Cairo en un concurso de jóvenes promesas. El problema consistía en cómo llegar a la ciudad cairota, pues un gazatí está como si fuera un preso en Gaza; no puede cruzar las fronteras libremente. Y aquí sí que podríamos decir que "quien hace la ley hace la trampa" y Mohammad, ayudado por amigos, tras muchas dificultades, llega a El Cairo, y sorprende muy positivamente con su portentosa voz a todos los miembros del jurado, lo que le dará pie a figurar entre los seleccionados finalistas que cantarán en Beirut. Aquí se repite otra vez lo mismo que le había sucedido en El Cairo, y sale vencedor absoluto del concurso de talentos de televisión de la edición de 2013.

La canción que cantó en la final tiene un contenido nacionalista y reclama la unión entre las dos principales facciones palestinas: Hamas y Fatah. Su éxito representa no solo su triunfo sino el de todo un pueblo que vive sin los más mínimos derechos humanos. La ONU lo reconoció como embajador de buena voluntad de su agencia para los refugiados palestinos y ahora puede viajar libremente allá donde sus compromisos profesionales lo requieran.

Flora Lobato