Aunque carezco de la formación literaria suficiente para opinar sobre poesía, ello no impide que yo proclame mi afición por determinados poetas y sus obras. No voy ahora a referirme a ningún otro escritor de los que pudieran ser mis preferidos, sino que he seleccionado a Espronceda por sus incursiones en el ambiente de la política.

José Ignacio de Espronceda Delgado nació en la localidad extremeña de Almendralejo (Badajoz), el 25 de marzo de 1808. Fue un escritor de la época del Romanticismo; se le consideró como el más representativo del Romanticismo español.

Estudió en Madrid y a los quince años creó, junto con otros amigos, una sociedad secreta llamada los "Numantinos"; según decían, crearon esta asociación para vengar la muerte del general Riego. También fundó, junto con otros alumnos del profesor Alberto Lista, la Academia del Mirto, para continuar con las enseñanzas del clausurado colegio que Lista fundara.

A consecuencia de sus actividades intelectuales, fue denunciado en 1825 y condenado a exiliarse de Madrid durante cinco años; luego le fue rebajada la pena a tres meses. En verano de 1827 marchó a Portugal, después a Inglaterra a donde llegó en septiembre del mismo año. Luego se establece en Francia como exiliado liberal.

Participó en las oleadas revolucionarias de 1830 en París junto con otros antiguos amigos suyos. Gracias a la amnistía declarada tras la muerte de Fernando VII regresó a España junto con otro grupo de liberales.

A partir de la muerte del rey, Espronceda se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser primer teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. En 1834 ingresa en la Guardia Real, pero Cea Bermúdez lo aleja de Madrid por sus inclinaciones de liberal exaltado, y lo destina a Cuéllar, donde comienza a escribir su novela histórica "El castellano de Cuéllar"; continuando activo en la vida literaria de la capital al trabajar como redactor del periódico "El Siglo". Martínez de la Rosa censuró el periódico, provocando la desafección de Larra y Espronceda, los dos escritores más destacados del romanticismo liberal, llegando al destierro a Badajoz del poeta.

En 1836 Espronceda es nombrado secretario de la Legación española en La Haya y poco después es elegido diputado progresista en Almería, pero estas elecciones fueron anuladas. Finalmente fue elegido parlamentario de las Cortes generales en 1842 por el Partido Progresista. Su actividad como diputado ocupó los dos últimos meses de su vida.

Murió de difteria en ese mismo año de 1842, a los treinta y cuatro años de edad.

De los muchos y muy conocidos poemas de José de Espronceda seleccionaré, como muestra, una pequeña parte de la bella "Canción del Pirata": "Que es mi barco mi tesoro / que es mi dios la libertad / mi ley, la fuerza y el viento / mi única patria la mar".