Hace unos días las autoridades inauguraban con su viaje el llamado Tren de Las Edades, que viene desde Madrid y Galicia hasta Zamora para promover el gran acontecimiento turístico y visitar la exposición de Las Edades del Hombre en Toro.

Pero como el AVE, o Alvia de momento, no tiene parada en la estación de Toro aunque pasa cerquita, los "viajeros al tren" del AVE tienen que subir al "viajeros al bus", si quieren disfrutar del Aqva de la magna exposición y del buen vino de Toro.

Tantos millones gastados en alta velocidad y tanto tiempo ahorrado en el viaje para acabar yendo y viniendo de Zamora a Toro en el transporte nuestro de cada día.

Lo curioso es que nadie se ha atrevido a comentar siquiera, mucho menos a alzar la voz, contra el pequeño engaño que supone llamar tren de Las Edades a uno que te deja a treinta kilómetros del sitio donde vas, pero más allá tras superarlo, y tener que volver para atrás.

O sea, que entre la venida desde Madrid hasta Zamora, el regreso hasta Toro y la vuelta a la capital para volver a pasar por la ciudad de doña Elvira, los sufridos pero entusiasmados viajeros del tren de Las Edades recorren ciento veinte kilómetros de más, con su tiempo añadido. Como si hubieran venido en el tren burra.

Claro que si se dice esto tan evidente, por parte de los forofos del AVE te cae una sarta de improperios y acusaciones de ir contra el progreso, estar en contra del turismo y de no sé cuántas cosas más aunque no vengan a cuento. Porque el AVE, ¡ni tocarlo!

Así que hacemos de la necesidad virtud, y en el primer evento turístico importante de la provincia promovemos el AVE, caiga quien caiga, aunque para llegar a este y volver a Madrid se hagan 60 kilómetros más de AVE y otros tantos de carretera.

Que no digo yo que esto sea absolutamente negativo. De hecho a Zamora le viene bien que pasen por su estación los viajeros de Las Edades de Toro, porque se promociona la ciudad sin querer, de paso. Y esto es también un loable objetivo de la ciudad y una satisfacción para los viajeros que pueden conocerla.

Lo que yo digo es que se demuestra que el AVE no es la panacea para todas las necesidades del transporte ni del turismo provincial. Y hay que decirlo con honradez si queremos sacarle el mejor partido. Tal y como se ha hecho en este caso combinando dos tipos de transporte, AVE y autobús, para llegar de Madrid al cielo de Toro. Porque si no, imposible llegar.

Porque tenemos que reconocer que con el tren Zamora no lo ha hecho nunca bien, pese a haberse invertido ingentes cantidades de dinero en los túneles más largos, viaductos grandiosos y estaciones encantadoras.

Me estoy refiriendo a la línea de tren de Madrid a Vigo, que permite parar en todos los pueblos que atraviesa si se quiere, y que hace unos días advertía la Asociación Ferroviaria que temía por su desaparición.

Una línea que es una magnífica obra de ingeniería, pero se hizo de una sola vía, no se electrificó, y las estaciones se construyeron en su mayoría alejadas de los pueblos por lo que para coger el tren había que combinar otros medios de transporte, y al final se acababa viajando en autobús primero y en coche privado después.

Menos suerte aún hemos tenido con el tren Ruta de la Plata, del que ahora solo nos queda "llorar como mujer lo que no has sabido defender como hombre", que le dijo la madre de Boabdil, sultana Aixa, a su hijo cuando perdió Granada. Ahora tenemos que luchar, mujeres y hombres juntos, pueblo unido? ¡Ay! ¡Qué emoción Quilapayún!

Sirva esta reflexión para que reconozcamos al AVE lo que es del AVE, la larga distancia, y al tren que aún tenemos y que queremos mejorar su cercanía. Porque queremos que se mantenga el tren que para en Toro, y en Alba, en Aliste y en Sanabria.

Y sobre todo porque nos han derribado la primera estación desde Zamora a Galicia, la de La Hiniesta, para construir una instalación para el AVE. Y así, amigos del tren, mal hemos empezado.

Y es que arrieros somos y ya nos han cerrado muchos caminos?