Hay frases que encierran un misterio imponderable, a pesar del peso calculado que se les haya querido dar. Y en la situación española de hoy ha sonado una frase pletórica de contenido y de posibilidades para varias interpretaciones. Me refiero, claro está, a la frase en sí misma, no solo a la frase, considerada una persona que la haya pronunciado. La pronunció Pedro Sánchez, después de la reunión del Comité General de su partido. Naturalmente él sabrá a dónde llega el alcance de su calendario particular. Yo quiero analizar dicha locución en todo el contexto de nuestra situación, incluso teniendo en cuenta posibilidades que, al parecer, no están bastante ponderadas entre los analistas, incluso los muy comprometidos.

El señor Sánchez tendrá en cuenta sus propias reflexiones tomadas a la vista de cómo se desarrollen los acontecimientos. Yo me centraré precisamente en esos acontecimientos que pueden ocurrir y los completaré con una posibilidad que la legislación española contempla y que no suele tenerse en cuenta. Es muy importante que el "a día de hoy" irá seguido de varios días que faltan para el definitivo en los mismos partidos políticos. Ya se ha visto lo que ocurre en las entrevistas celebradas por el presidente en funciones hasta el momento. Solo hay una adhesión decidida, la que ha tomado la representante canaria, señora Oramas; y la que ha manifestado el líder del partido Ciudadanos, señor Rivera, que ha anunciado, después de la consulta con los más significados de su partido, su decisión de que los diputados de su partido pronuncien un "No" a la candidatura del señor Rajoy, en la primera sesión; y la palabra "abstención" en la votación que buscará la investidura por "mayoría simple". Hay otros "No" declarados que están en la manifestación de otros partidos, poco significativos, unos, y muy importante en palabras del líder de Podemos, señor Iglesias. Queda muy "en el aire" ese "a día de hoy" que nos ha dicho don Pedro Sánchez el miércoles 13 de julio, "día de hoy" cuyo día de mañana estará bastante cerca de finales de este mismo mes.

No puedo saber qué conseguirá en su trabajo maniobrero el señor Rajoy en este tiempo que sigue. Y queda esa ronda de consultas que deberá celebrar su majestad el rey, como jefe del Estado. Si se concede valor definitivo a lo andado hasta ahora y lo que andará el señor Rajoy, la pregunta es clarísima: ¿Para qué va a molestarse el rey? Da la impresión de que tal ronda de consultas no sirve para nada. Mi opinión es que tal criterio no responde a la realidad por todos aceptada -consulta igual que la de don Mariano Rajoy-; pero, a pesar de su importancia, no se tiene en cuenta una competencia del rey, reconocida por la Constitución española en lo poquísimo que, como competencias, se concede al jefe del Estado. El valor que yo le doy a esa ronda de consultas incluye, por una parte, la habilidad que el propio rey pueda utilizar en las consultas: no parece manco nuestro rey en su tarea de convicciones; pero, además, la Constitución reconoce al rey el importantísimo papel de ser árbitro en las discrepancias existentes entre los diferentes partidos políticos. Creo que todos admitiremos que en la actual situación española existe una manifiesta discrepancia entre el Partido Popular, por un lado, y los restantes partidos, por otro. ¿No está en la mente de todos lo que el padre del actual rey en activo, hoy rey emérito, don Juan Carlos I, logró después del asalto al Congreso, llevado a cabo por las fuerzas golpistas de aquel 23 de febrero? De un "No" absoluto a la investidura de don Leopoldo Calvo Sotelo, se pasó a un "Sí" unánime al mismo don Leopoldo. Creo, modestamente, que, después de las consultas reales, la situación de indecisión actual puede dar cabida al menos a una "abstención", suficiente para suponer el triunfo de don Mariano Rajoy Brey, en la votación que puede llevarlo a la Investidura con una mayoría simple. Sé que es rara mi opinión sobre el particular; pero no desecho un razonable cambio en la decisión del Partido Socialista, fruto de una sensata reflexión, manifestada, al menos con la palabra "abstención", en la segunda votación de Investidura del líder del Partido Popular, que ha sido -y esto debe ser muy importante- "el partido más votado" en las elecciones generales de finales del año 2015 y en las segundas elecciones generales celebradas el 26 de mayo de 2016. ¿Se permitirá -y de eso sería responsable quien lo propiciara- que pueda llegar a ser el más votado -posiblemente con mayoría absoluta- en unas votaciones celebradas el próximo mes de noviembre? Todos dicen que eso no es aceptable. La respuesta a esa pregunta es clarísima.