No me gusta la utilización que se hace de las redes sociales por parte de tanto resentido como piensa que hacer lo que hacen, insultar, amenazar, difamar les va a salir gratis. Es más, en las redes sociales se esconden muchas personas con problemas de paranoia. Que la Guardia Civil tenga que intervenir desde su propia cuenta puede dar una idea de lo saturado, indecente e impropio de lo que unos pocos hacen contra otros muchos, con una falta de respeto total y absoluta.

Es verdad que actualmente ,y ante un comportamiento abusivo en Twitter, el usuario puede silenciar, bloquear y reportar en este enlace. Pero, ¿qué pasa cuando tal comportamiento se ejerce contra personas que no tienen ni quieren tener cuenta en Twitter? O no se enteran o siempre hay un alma piadosa que se lo cuenta. Lo que hay que hacer, si la cosa no ha ido a mayores, es pasar, o interponer denuncia, porque tras hacerlo se puede suspender la cuenta de forma temporal o definitiva. Hay infinidad de twiteros condenados, gente sin escrúpulos que son peor que aquellas vecindonas de antaño que se ponían a cortar trajes y se quedaban solas.

Los de peor ralea son los que arremeten contra las víctimas del terrorismo, fundamentalmente de Eta, o como el concejal de Podemos también contra colectivos humanos, como el pueblo judío, víctima del holocausto nazi. Esta gente cree que se puede ir de rositas. Están equivocados. Y que no nos vengan con que se trata de jóvenes, como si la juventud fuera un salvoconducto para hacer lo que viene en gana y rayar incluso en la delincuencia. Que no. Que ciertas provocaciones y actitudes no pueden ni deben salir gratis. Y con los reincidentes, algo habrá que hacer. Algunos están condenados y vueltos a condenar y ahí siguen, como si con ellos no fuera la cosa.

Burlarse de Irene Villa o de Miguel Ángel Blanco, pedir que Eta dé "jaque mate" a la Guardia Civil -el Cuerpo 10 más querido y más necesario de España-, amenazar al que no te cae bien por cuestiones ideológicas o de otro tipo, decir que fulano o mengano se merecen un "tiro", no puede quedar en agua de borrajas. A mí, que griten "gora Eta" me la suda, que lo hagan hasta que se desgañiten. Por la misma regla de tres no me canso de gritar "gora la Guardia Civil", "gora la Policía Nacional", "gora las Fuerzas Armadas". Lo que no se me ocurre, y eso que bien podría, es pedir garrote para los que gritan lo contrario. Solo quiero que los silencien. A ver si les pasa como a los de aquel autobús cargado de exetarras, que se quedaron atorados en la nieve y si no es por la Guardia Civil se mueren congelados. Al final no les quedó otra que lanzar "vivas" al benemérito instituto. Dicen lo que dicen, escondiéndose en las redes, porque no conocen en profundidad el espíritu de servicio a España y a los españoles de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. O, algo peor, a pesar de que muchos de ellos son jóvenes, están resentidos y cargados de un odio inexplicable. Eso sí es preocupante y digno de estudio. Porque algo les falla en la cabeza y en el corazón, si es que lo tienen, para hacer lo que hacen y decir lo que dicen. Una pena y una vergüenza.