Vuelvo a hacer del papel mi voz, y de estas líneas una reivindicación. No soy crítico de arte, pero soy zamorano, y se reconocer a los que han hecho de mi ciudad lo que hoy es, personas que nos han enseñado una Zamora diferente, su propia visión, es triste que esta Zamora de artistas no reconozca a sus hijos, a los grandes, que por desgracia ya no están con nosotros, y los que por suerte permanecen hoy vivos y siendo una fuente inagotable de arte, aquellos que han sido fieles a una tierra en la que han luchado, y a la que han amado por encima de todo, me refiero en concreto a ese gran hombre, que llamo amigo, padre de nuestros compañeros de bronce, Antonio Pedrero, gran legado, toda una vida, de arte plasmado en lienzos quedan como legado eterno en nuestra Zamora, pintada desde cada uno de sus rincones en la modestia de un pintor, capaz de hacernos sentir más si cave el sitio donde vivimos, y somos incapaces, de agradecérselo, en vida, de valorar lo que tenemos antes de que el tiempo haga una de las suyas, y pase, agradecérselo con lo que una persona desvivida por su tierra merece, una calle con su nombre, y su vida plasmada en un lienzo, "El bar la golondrina" en un lugar digno.

Zamora, que no se haga demasiado tarde.

Sergio Ramos Montalvo,

poeta zamorano