No hay nada en esta sociedad empirista y materialista que pueda escaparse a una explicación y demostración a través de datos, unas veces químicos o físicos, y otras sociológicos y psicológicos. No podemos -con perdón de la expresión para los políticos morados- pasar por alto que el hombre quiere entenderlo todo, y algunos quieren entender lo que a ellos les va bien.

Ante la tormenta política que estamos viviendo podríamos dejarnos llevar por nuestras filias y fobias políticas para no reconocer la realidad. Los datos de estos últimos meses, así en crudo, son dos básicamente: el primero, los continuados casos de corrupción política, sobre todo en el partido del Gobierno; y el segundo, que el partido del Gobierno ha sido el más votado en las dos últimas elecciones. Estos son los datos. Las interpretaciones de uno u otro signo intentan justificar, ocultar e incluso falsificar la verdad.

Estoy harto en estos días de ver sobre todo en redes sociales frases como "Hoy he visto a 3 putos viejos cogiendo papeletas del PP. Creo que nunca he mirado con tanto asco a nadie xD" y "Hay que eliminar las pensiones a ver si los viejos la van cascando y por fin el PP deja de robar". A esta última la llamo eutanasia política, que es lo mismo que hizo Hitler con los judíos, pero con los ancianos: total, ya hay residencias en los que los dejamos aparcados como si estuvieran esperando a morir por el gas del olvido? Como estamos puestos en faena de eliminar las pensiones suponemos que los del movimiento "yayoflautas" las dejarán de cobrar, como también lo harán los políticos que ya pasaron de la edad de jubilación cuando dejen sus cargos; como por ejemplo Manuela Carmena con 72 años (frente a los 64 de su contrincante en el cuadrilátero madrileño Esperanza Aguirre), o el caso de Joan Ribó que, según la aclamación popular de la supresión de pensiones a los viejos, tendría con sus 68 años, menos derecho a cobrarla que su antecesora Rita Barberá, un año menor que él. Pero suponemos que solo le quitamos la pensión a quien nos da "asco" por su ideología política.

Quizá este es un tercer dato a tener en cuenta para hacer una reflexión: las opciones políticas no son cuestión de edad, razas o religiones. No sé al lector, pero a mí me da tanto asco la corrupción que se apropia del dinero público, como la corrompida forma de exponer tus ideales políticos.