A los que me dicen directamente, "¡Eh! te despachaste bien el otro día con los de Podemos. ¿Habrás quedado a gusto?". En absoluto -lamento que haya que elaborar un discurso coherente porque esa avalancha de siglas, que tiene un número elevado de simpatizantes, carece de él. La cruzada ideológica que ha iniciado Podemos responde al deseo de proveer a los españoles con razones por las que adherirse colectivamente en función de una doctrina y de intereses de un grupo ambicioso que los empujan a ello.

La memoria también ayuda a descubrir algunos aspectos de la falsedad de los principios de la producción simbólica doctrinal, lo que ha devenido en una actividad mayor.

En 1950 -siendo presidente de los EE UU de Norteamérica Harry S. Truman y representante por el Estado de Wisconsin el famoso senador Joseph McCarthy (recuerden la Caza de Brujas de esa época)-, recién creada la OTAN (Organización de defensa colectiva) Michael Josselson, un agente destacado de la CIA, creó, por encargo de George Marshall, titular del Departamento de Defensa, el Congreso por la Libertad de la Cultura. Un plan secreto pero paralelo al famoso Plan que lleva su nombre. Después de 30 años el presidente Johnson dio fin al proyecto por el escándalo que surgió entre el Departamento de Estado y el de Defensa cuando dos colaboradores se negaron a participar en la farsa del proyecto, pero en ese lapso de tiempo involucraron, al menos, a 35 países, la mayoría europeos, que realizaron un gran número de tareas bajo la clave de "actividades culturales", lo cual permitió infiltrar su inteligencia en todos ellos mediante conferencias, revistas prestigiosas y libros subvencionados. El número de intelectuales que consiguieron enrolar en su organización es bastante elevado, algunos de ellos muy destacados y cuyas doctrinas orientaron las políticas de Occidente durante la Guerra Fría. Este censo estaba compuesto por teóricos tan relevantes como André Gide, André Malrroux, Isaiah Berlin, T.S. Eliot, Jacques Maritain, Groce; Raymond Aron, Madariaga y Karl Jaspers. Lo más interesante era difundir la idea del relativismo comunista de la URSS frente a la superioridad moral del liberalismo occidental. Para persuadir a la sociedad, es decir, el conjunto de acciones que intentaban modificar o consolidar los sentimientos, opiniones o convicciones de los hombres constituían un elemento de la estrategia. En el área de influencia comunista era la subversión y la represión estatal, el ambiente que se creaba era descrito con la palabra "terror". Este mismo aspecto en el bloque occidental liderado por los EE UU de Norteamérica, era la "guerra" como instrumento de poder político. Lo que le daba superioridad moral a la guerra era que las aprobaba el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo que propiciaba el apoyo, y en muchos casos la movilización, de una gran mayoría de profesores y científicos sociales cuyos escritos eran utilizados en función de los intereses estratégicos del bloque occidental, fundamentalmente del Ejército estadounidense.

Ni los pensadores que he citado fueron únicos ni la CIA estuvo sola en el proyecto, las fundaciones Rockfeller, Ford, Carnegie, Fairfield y el grupo Time-Life, subvencionaron buena cantidad de proyectos en el sentido ideológico expresado.

La atmósfera política que se ha creado entorno a Podemos me ha recordado el Proyecto Camelot y los miembros de la CIA, en este caso, liderados por intelectuales de segunda mano y puesto en práctica por un grupo de "telepredicadores" que tienen demasiada prisa en "asaltar los cielos". Los cielos del poder, se entiende.

La financiación de Podemos puede ser legal, lo mismo que lo era el proyecto de la CIA, pero resulta bastante deprimente que se utilice el talento de la gente de buena voluntad para conseguir el poder. Me da asco.

En estos días he leído algún escrito de un tránsfuga intelectual, por ahora en Podemos, Vicenç Navarro. Decida lo que decida el PSOE la bronca por el extremismo de sus asesorados está servida siempre y en cualquier caso. También por el Partido Popular, y se equivocan, al PSOE no lo destruyó Franco ni la CIA y ahora tampoco lo van a conseguir unos ni otros.

El PP se halla ahora desconcertado por el fenómeno político que ha contribuido de manera tan activa a crear, y según "mientes" no solo con su actitud sino también con otro tipo de apoyos. ¿Dónde habrá estado el Servicio de Inteligencia, que ahora Podemos quiere mandar? Por lo que la incorporación de este constructo a la vida política revela es que las vindicaciones del socialismo son una necesidad de la sociedad para su desarrollo en armonía con los principios de igualdad y fraternidad, que no tienen nada que ver con la fantasía de la extrema izquierda y con la cerrazón mental del liberalismo.

(*) Concejal socialista en el Ayuntamiento de Peñausende