El ser humano vive solo una vida. Que se sepa nadie ha vuelto del más allá para contar la experiencia. Y eso de la reencarnación, ¡vaya usted a saber! No es igual ser uno mismo que estar reencarnado en un caballo, en una margarita o en un ruiseñor. Nadie ha podido contar tampoco semejante experiencia. Por eso, hay que vivir la vida y cuidar la que se tiene al máximo para vivirla en plenitud, que ya se encargan la propia vida, las circunstancias, el prójimo y tantos y tantos imponderables de jorobarla, de hacernos pasar malos tragos. Qué ganas de odiar pudiendo amar. Qué ganas de llevarse malos ratos por gilipolleces, pudiendo llevárselos buenos. Qué ganas de hacerse mala sangre por lo que dice este u opina aquel. Qué ganas de atizar a todo lo que se mueve si no piensa y actúa como a nosotros nos gusta. Somos de ese jaez, a veces, un tanto puñetero.

Todo esto viene a cuento, aunque no lo parezca, de un tipo de cáncer muy concreto: el de esófago. Sepa que el cáncer de esófago es una de las ocho formas más habituales en las que esa enfermedad se manifiesta en todo el mundo, y es responsable de unas 400.000 defunciones al año, es decir, en torno al 5% del total de las muertes por cáncer. Pues bien, si es verdad que fumar y beber alcohol son las principales causas del cáncer de esófago, la Organización Mundial de la Salud ha alertado que ingerir bebidas muy calientes puede provocar este tipo de cáncer.

Se venía comentando con excesiva frivolidad que consumir café, mate y té llevaba aparejado el riesgo de padecer cáncer de esófago. Pues no, siempre que se tome tibio o a una temperatura adecuada. Es en países como China, Irán, Argentina y Turquía donde tradicionalmente se consume té y mate muy calientes (a unos 70 grados centígrados) donde se ha demostrado que semejante riesgo aumenta en función de la temperatura de la bebida. Y es que todo, hasta eso, hay que hacerlo con mesura. Ni muy caliente ni muy frío salvo en verano. En el término medio está la bondad del asunto.

Hay a quien el agua de la ducha le gusta como para escaldar un pollo. Otros la prefieren casi helada. A unos les encanta la fruta verde y a otros excesivamente madura. Ni lo uno ni lo otro. Siempre hay un término medio. Veintitrés científicos designados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer han llegada a esa conclusión. Porque es la temperatura, y no bebidas hasta ahora malditas como el té y el café, la que lleva directamente al problema. Beber infusiones y otros bebedizos a temperaturas que no sean muy calientes no es clasificable como cancerígeno para los seres humanos.

Cuidar nuestra alimentación, nuestra salud, nuestros hábitos de vida es fundamental para hacerla más saludable. Estos empujoncitos que de vez en cuando nos dan los científicos deben servirnos para reflexionar y tratar de hacer las cosas correctamente. Así evitaríamos muchos males mayores y menores, francamente evitables. Ni frío, frío, por el mal que podamos ocasionarle a la garganta, ni caliente, caliente, por lo que acaba de desvelas la Organización Mundial de la Salud.