Como si tuviéramos los españoles de ahora mismo pocos miedos encima: a que siga gobernando el PP, a que gobierne Unidos Podemos, a que haya unas terceras elecciones, y a tantas cosas más cuando como se sabe a lo único que hay que tener miedo es al mismo miedo, llega la OMS, la Organización Mundial de la Salud, esa que de vez en cuando hace crecer exponencialmente la preocupación de las gentes de todos los países, y anuncia que tomar café, o té, o mate, o cualquier otra bebida caliente, muy caliente en realidad, puede producir cáncer.

Ingerir estas bebidas u otras a más de sesenta grados aumenta el riesgo de llegar a padecer tumores en el esófago, una conclusión a la que se ha llegado, según se cuenta, tras diversos estudios de los especialistas, lo cual ha sido la causa de que la OMS se haya precipitado a avisar. Porque la enfermedad puede aparecer no ya por lo que se bebe, sino por ser bebido a una temperatura inadecuada y que conlleva riesgos. Como si todo en la vida no implicase riesgos añadidos, cuando la vida misma es un riesgo que solo desaparece con la muerte.

En fin, que aquí está la OMS amenazando de nuevo y creando psicosis entre el personal, aunque después de tantos episodios anteriores, desde la gripe asiática al peligro de las carnes rojas y los embutidos, no goce de mucho prestigio precisamente la organización. Cuando la gripe asiática que asustó al mundo, porque llegó a temerse que aquello fuera como la gripe española de principios del siglo pasado, todo quedó en nada o en muy poco, excepto para la poderosa industria farmacéutica que se hinchó todavía más a base de vender millones de vacunas a los gobiernos. Y cuando el aviso sobre la carne roja y los embutidos, directamente ni caso se les hizo y no solo en España sino en ninguna parte. Que ya está bien de asustar a la gente, que entre unas cosas y otras es que no gana para sustos.

Claro que algunos aseveran que eso es exactamente lo que busca la organización que vela sobre la salud del universo: que el asunto, aunque se desprecie y rechace, quede en el subconsciente de la gente y que aunque sea como reflejo influya en algún grado en los comportamientos saludables. Aquí mate no se toma, aunque tanto se consuma en Sudamérica, y té pues tampoco demasiado, pero este es un país muy cafetero, en contra, y raro será que durante un tiempo al menos no tengamos más cuidado de que el café no esté demasiado caliente. Si es así, pues vale, esos severos avisos de la OMS pueden servir para algo siempre que no se pasen demasiado y la advertencia sea en su justa medida, procurando evitar alarmas sociales y personales innecesarias.

Hay que pensar si no sería más acertado y práctico que estas informaciones de la OMS, en cualquier caso, fuesen dirigidas exclusivamente a las autoridades sanitarias en vez de al total de la población como se viene haciendo, y que además sean específicas para cada país. En España, desde la administración se ha quitado hierro al tema. Pero puede que crezca el consumo del café con hielo.