Cualquier día de estos podremos llegar a escuchar algo así como que Franco fue un gran demócrata que hizo alarde de una gran compresión para con los ciudadanos y que les prestó un decidido apoyo para que participaran en las tareas de la gobernación del Estado. Y es que hoy, a diferencia de aquella oscura época de inconfesables fobias y filias, que no de parafilias, cada uno puede llegar a decir lo que le venga en gana, incluidas estolideces. Pero claro, quien escucha estas soflamas, tiene el derecho y también la obligación de valorar lo que se le está diciendo, porque una falacia como la anterior solo podría creérsela un indocumentado, aunque la escuche de boca de un intelectual, o un pseudo intelectual vestido de falsario, que trata de equivocar a la gente.

Hace unos días han recogido los medios una noticia que pone en boca del líder de ese partido que se las da de rompedor, que su organización, lejos de ser un entramado filocomunista -como ha podido apreciarse en los vídeos que circulan por Internet, donde se les ve ora apretando fuerte el puño con el brazo en alto, ora loando las doctrinas de presidentes que gustan de presentarse en público con chándales horteras en inacabables alocuciones televisivas, ora coqueteando con partidos próximos a organizaciones terroristas- resulta que, ahora, según dicen se trata de un partido socialdemócrata. Y lo mas chocante es que quienes esto relatan son profesores de la Facultad de Políticas, o lo que es igual, gente que sabe, mejor que nadie, que eso que ahora dicen tiene tanto rigor como los referéndums que convocaba Franco. De manera que debe de tratarse de una estrategia en la que se permiten la licencia de amagar con el engaño, banalizando con algo importante para quienes les leen o les escuchan.

Cualquier político se gana el derecho a ser respetado cuando es coherente con sus ideas, aunque aquellas no sean compartidas por quienes les escuchan u observan, pero cuando lo que hoy se dice que es blanco lo que ayer se ha asegurado que era negro, el individuo en cuestión queda en evidencia, pues, aunque no lo pretenda, queda rebajado al nivel del oportunista, al de la publicidad de los grandes almacenes en época de rebajas, a la búsqueda del voto a cualquier precio.

Hace tiempo que se han olvidado de la casta, y que han llegado a creerse que antes de ellos solo existía la nada, que el gran cambio del 78 nunca llegó a existir, y que gracias a ellos todo va camino de una solución inmediata. Y parecen no conformarse solo con eso, porque en un alarde de atrevimiento informativo, o desinformativo, según quiera mirarse, han decidido también cambiar la historia, pues ahora, según ellos, viene a resultar que 169 años después, Marx y Engels no fueron los autores del "Manifiesto Comunista", sino unos adelantados socialdemócratas que pasaban por allí: unos socialistas al más puro estilo del sueco Olof Palme o de los alemanes Willi Brandt y Helmunt Smitch. Vamos, que de un plumazo, los políticos del cambio, no han tenido ningún empacho en poner en evidencia a marxistas, leninistas, y trotskystas, en travestir la historia, mientras se tomaban unas cañas en el Madrid castizo, aunque eso sí, siempre ofreciendo su lado bueno a las cámaras de televisión.

La verdad es que esa teoría de la ideología social demócrata de Marx y Engels promete ser apasionante, de manera que habrá que esperar nuevos capítulos, eso sí con el "nihil obstat" de sus accidentales aliados de IU.

Pero así es la vida, de manera que si cualquier día de estos les llega a venir bien, para conseguir unos cuantos votos, podría darse el caso de que levantaran el brazo, pero con la mano extendida y la palma hacia abajo diciendo aquello de que Franco fue un gran demócrata. Sería una muestra de humor negro, para irritación gratuita de seguidores y detractores, para esa inmensa mayoría que sufre las consecuencias de un sistema económico obsoleto.