Las personas que queremos votar a la izquierda no encontraremos esta palabra en pancartas, carteles ni papeletas. Pero ya no es porque su carga ideológica asuste a los que crecieron temiendo a los rojos, comunistas, masones y anarquistas que llevaron a España a una guerra fratricida entre hermanos. Es porque ha evolucionado el lenguaje y los significados políticos.

Las personas que pedimos el voto para la izquierda tenemos que cambiar las estrategias de campaña para llegar a la ciudadanía, que antes se llamaba pueblo. Hay que sustituir la presencia en la calle por el Facebook, el megáfono por el tuit, los lemas de campaña por el retuit, y el mitin de masas por el uso masivo de me gusta, me encanta y otros emoticonos en las redes sociales.

Las personas que militamos en la izquierda política, social y sindical no tenemos que pagar una cuota ni ir por la sede a decidir, echar una mano y darnos un abrazo de ánimo. Nuestra colaboración económica será a través de microcréditos si pensamos sacar representantes suficientes como para que nos devuelvan lo prestado, o de "craufundin" si el dinero es a fondo perdido. Las decisiones serán por mail, y el estado de ánimo y los abrazos por emoticonos? Que hablar con los camaradas cansa.

Las personas que luchamos por la izquierda tenemos que cambiar las clásicas formas de lucha de la clase obrera por otras más transversales y de la ciudadanía: las manifestaciones por bicicletadas y carreras solidarias; las pancartas colectivas por camisetas individuales, y las huelgas por concentraciones a la puerta de la empresa con carteles más creativos que reivindicativos.

Las personas que defendemos las ideas de izquierda no podemos definirnos como clase obrera sino como de abajo, y la lucha de clases será contra los de arriba y no contra el capital. No debemos definirnos comunistas, anarquistas, feministas, libertarios, pacifistas, ecologistas? sino del sentido común.

Las personas que confiamos en las políticas de izquierdas para mejorar la vida de las gentes que realmente sufren tendremos que olvidarnos de su tristeza y hasta de su indignación. Y también de los que nos precedieron en la misma lucha y hasta dieron su vida por ella. Porque no podemos ser los tristes ni siquiera los indignados, sino la sonrisa?

Las personas que llevamos los símbolos de la izquierda con orgullo no podremos levantar las bandera rojas y negras del comunismo y anarquismo, arco iris de la igualdad, tricolor de la república, violeta del feminismo, blanca de la paz?

Las personas que queremos votar a la izquierda llevaremos todas las banderas en el corazón.

Yo quiero votar a la izquierda, y saldré en búsqueda del corazón de la izquierda, ya que no la encontraré en las palabras ni en los símbolos.

Pero seguiremos cantando, compañeros, con Mercedes Sosa:

"¿Quién dijo que todo está perdido? / Yo vengo a ofrecer mi corazón".

El corazón de la izquierda. Que sigue en su sitio aunque no tengamos la culpa.