Hay que abandonar costumbres insanas como la práctica diaria del "sillón ball" que practican la mitad de los españoles, la bollería industrial, los embutidos y ciertas comidas con grasa animal por bandera. No hacemos caso a las recomendaciones de los expertos y cuando el colesterol sobrepasa los 300 empezamos a tomar cartas en el asunto, porque el colesterol, y no precisamente el bueno, ha aposentado sus reales en nuestra salud. Malo los adultos, pero es que los niños lo reciben como herencia y el problema empieza a ser preocupante. Tal herencia se llama hipercolesterolemia. Se calcula que en España existen entre 100.000 y 150.000 casos de hipercolesterolemia familiar. De ellos, unos 20.000 son niños y adolescentes. Solo 15.000 casos han logrado diagnosticarse. Palabra del doctor José María Mostaza, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Carlos III de Madrid.

La cosa es para tomársela en serio de inmediato. La dieta y el ejercicio físico son los mejores aliados para mantener a raya los niveles de colesterol que dispara esta genética, hasta que a los 10 años puedan recibir tratamiento farmacológico. Porque el puñetero colesterol es el causante de un mayor riesgo de infartos prematuros que cada día se detectan con mayor frecuencia y que ya no tienen edad como hace unos años. Cuando eres joven no te tomas en serio eso de la salud y como el colesterol familiar ni se ve ni da síntomas, cuando quieres darte cuenta los problemas cardiovasculares prematuros son un hecho, como infartos a los 20 o 30 años.

Pudiendo prevenirlo con algo tan sencillo como una dieta sana, vivir en un entorno sin tabaco (lo siento por los estancos pero lo cierto es que se sabe que los cigarrillos adelantan cinco años el riesgo de un evento cardiaco) y un ejercicio más que sano, se resuelven muchos problemas de salud que pueden conducir directamente a la muerte. Restringir el consumo de chuches en los más pequeños y de bollería industrial es imprescindible. Hay que acostumbrar al paladar. Y no es tan difícil. Si no le das lo que no conoce, el paladar ni se inmuta. No obstante, el cribado universal en Pediatría, en cuanto existe sospecha familiar, es de vital importancia.

Contra pereza, diligencia. Llegado el buen tiempo, si no se quiere visitar el más que necesario gimnasio, basta con largas caminatas, a buen ritmo, para mantener a raya el colesterol, eso sí, ayudado por el resto de pilares necesarios para que la salud no se desmorone. Los tratamientos son cosa de los médicos, ellos saben cómo rebajar los niveles del puñetero colesterol y ponernos a tono con la salud, siempre y cuando se esté a tiempo claro. Los que en verdad deben preocuparnos son los niños. Porque, en niños muy pequeños, el único tratamiento de su enfermedad, hipercolesterolemia, es la dieta sana, mantener un peso adecuado, sin fluctuaciones al alza y una vida activa, sin tabaco en el entorno cercano. Hacer de la salud nuestra aliada es más fácil de lo que parece. Hay que tener voluntad, adquirir hábitos saludables, una conveniente dieta sana y el necesario ejercicio.