Pues no van a ser las elecciones generales en España, reiteración de las celebradas el 20D al no lograrse después formar Gobierno -y que se perfilan hacia los mismos resultados, casi idénticos según todas las encuestas- las únicas que se celebren en Europa, o más exactamente en la Unión Europea, en este mes de junio que acaba de comenzar. Pues solo tres días antes del 26J, o sea el 23, los británicos están llamados a las urnas para decidir si quieren seguir siendo miembros de la UE o salir de ella, con todas las consecuencias. Una decisión que puede tener honda repercusión, especialmente económica, en el resto de los países y también, claro está, en una España que hay que esperar que el mes próximo tenga ya un Gobierno, el que sea, algo que parece que así será, finalmente, tras lo que cabe deducir de las palabras y las actitudes de los candidatos de los cuatro principales partidos.

Los ingleses son muy suyos, desde luego, y esto de la Unión Europea a ellos nunca parece haberles hecho demasiada gracia. Tanto es así que, como se sabe, no se aliaron a la moneda única, al euro, y mantienen su moneda de siempre, la libra, que tiene mayor cotización en los mercados internacionales. Pero no solo eso, porque a poco de entrar en lo que entonces se denominaba el Mercado Común Europeo, allá por los años 70, cuando España tenía vetada cualquier posibilidad de entrar en tan selecto club, en Gran Bretaña ya se ponía en duda la cuestión, hasta tal punto que se celebró un referéndum al respecto, tras el cual se mantuvo donde estaba, aunque sin apagar las inquietudes de algunos, lo que daría luego paso a un nuevo partido cuyo objetivo único era salir de Europa. Además hay que convenir en que el Reino Unido tiene una tradición en este sentido de las consultas populares y tampoco se asusta su Gobierno, el que sea, por someterse a un referendo. Reciente está aun el celebrado en Escocia por su independencia, que igualmente acabó en un rechazo suficiente y significativo.

Pero entonces surgió lo del "brexit" y precisamente tras volver a ganar las elecciones el año pasado los conservadores de Cameron. El "brexit", que no es otra cosa que una contracción de "british exit", la salida británica de Europa, se contemplaba en su programa electoral, y aunque estaba prevista en principio su celebración para 2017 se acabó adelantando a este año. Los reiterados triunfos en las elecciones europeas del partido que preconiza la independencia del Reino Unido forzaron la concesión, aunque ahora, naturalmente, sea el propio Gobierno inglés el primero en oponerse y en votar en contra, llevando a cabo en este sentido una muy intensa campaña, que se ve apoyada por el empresariado y por la clases más cualificadas de profesionales, sobre todo por los economistas, con nueve de cada diez vaticinando los desastres que esperan a los británicos si se sale de la UE.

Se espera que las cosas queden como están, pero tampoco es seguro, por lo que se deja sentir la preocupación que existe en el resto de los países europeos, España entre ellos, dada la gran potencia que a todos los niveles supone para Europa el Reino Unido. Hay que sumar, no restar.