El viernes mi mujer y yo hemos asistido a la graduación de nuestra hija. Ya acabó el Bachillerato. Ha sido un acto sencillo pero muy emotivo. El ambiente estupendo, con todos los padres emocionados al ver a sus hijos acabando una etapa de su vida.

Nuestra hija ha ido al colegio Sagrado Corazón de Jesús. En su día, como muchos otros padres, nosotros elegimos libremente matricular a nuestra hija en este centro de educación de enseñanza concertada. Hay varios en toda la provincia y nuestra cercanía con las religiosas del Amor de Dios hizo que nos decidiéramos por este.

Últimamente los partidos de la izquierda radical española quieren quitar la libertad que hasta ahora tenemos de poder elegir centro educativo público o concertado, aunque en algunos casos no prediquen precisamente con el ejemplo y hagan todo lo contrario.

Vaya por delante que considero que tanto los centros de enseñanza pública como los de la concertada forman a los alumnos correcta y adecuadamente. Todos los proyectos educativos caben en la sociedad democrática actual con la que contamos, aunque algunos partidos pretendan quitar al resto de los españoles su derecho de elección.

No me cabe ninguna duda de que la enseñanza que durante estos años ha recibido mi hija es de la misma calidad que la que ha recibido cualquier niño en un colegio público.

Supone un gravísimo error trasladar el debate entre enseñanza pública y concertada a la sociedad, como hacen los partidos de la izquierda radical española en un intento desesperado de inventarse polémicas estériles e innecesarias. Un intento de trasladar su radicalidad a una sociedad libre y tolerante, no dudando en utilizar a nuestros hijos para conseguir su propósito.

Es simplemente una cuestión de libertad de elección, por más que les moleste a estos señores que se presentan ante los españoles como los paladines del cambio y del progreso. Se empeñan en prohibir lo que a ellos no les gusta e intentan imponer un pensamiento único, ignorando que la sociedad es plural. Conozco a muchos padres que tienen matriculados a sus niños en centros públicos y en centros concertados. Los hijos de todos ellos tienen las mismas inquietudes, las mismas aficiones y los mismos problemas típicos de sus edades. Todos ellos reciben una formación similar en sus respectivos centros.

Por eso, resulta muy difícil de entender que desde los partidos políticos de la izquierda más rancia y radical, asesores del régimen bolivariano, antes de Chaves y ahora de Maduro, traten de cambiar lo que funciona bien con una ideología retrógrada. Es decir, que traten de enfrentar a la sociedad educativa y a la sociedad en general con dos sistemas educativos que han demostrado ser perfectamente compatibles y complementarios, y que imparten la enseñanza de calidad que demanda un sistema democrático y libre como el que gozamos todos los españoles.

Parece que a estos partidos les molesta sobremanera que los padres tengamos libertad para elegir cómo podemos educar a nuestros hijos para quienes en todos los casos buscamos lo mejor. Afortunadamente somos libres para hacerlo.

Eso sí, después nos encontramos con ejemplos, sin ir más lejos en Zamora, de algunos líderes de esta izquierda radical e intolerante que llevan a sus hijos a centros de enseñanza concertada y después defienden todo lo contrario en sus intervenciones públicas.

¿Cinismo, hipocresía, engaño o burla? Llámenlo como quieran pero eso ocurre aquí mismo en Zamora, y seguramente pase en más lugares de España porque estos militantes de partidos de la izquierda radical tienen dos caras en muchos casos.

Tendrían que explicar cómo se puede defender públicamente la eliminación de la enseñanza concertada, haciendo todo lo contrario y llevando a sus hijos a colegios concertados. Ellos han tenido la libertad de elegir un centro educativo concertado y ahora pretenden impedir que otros muchos padres lo hagan. Ya saben eso de "consejos vendo que para mí no tengo".

Los zamoranos tienen derecho a saberlo y todos esperamos ansiosos que expliquen esta dualidad entre lo que hacen y lo que predican. Y probablemente, esta dualidad se pueda extender a más ámbitos de sus actividades pasadas y las relaciones que mantenían con las Administraciones Públicas a las que ahora tanto critican.

Pero eso será objeto de otro capítulo aparte.

(*) Candidato del PP al Congreso

por Zamora