Siempre he pensado que si los pensionistas carecieran de voto, como les pasa a los niños, hace tiempo que no habría pensiones. Al modelo económico dominante las pensiones les parecen un absoluto despilfarro. Dinero que no produce, dinero muerto. Al modelo económico dominante le gustaría que las pensiones fuesen privadas, porque eso significaría que todo ese pastón quedaría en manos de los bancos, del sector financiero, que podría hacer con ellas los habituales juegos malabares: ahora invierto aquí, ahora invierto allí, ahora te doy un préstamo con la pasta de tu abuela, ahora me compró un yate con lo que he ganado jugando con la pasta de los pensionistas en el "Monopoly" de la Bolsa. No es que con el sistema actual las pensiones se salven de los financieros. Muchos pensionistas siguen ahorrando, dejando buena parte de lo poco que reciben en los bancos, "por si vienen tiempos malos". Y a través de los bancos, qué remedio, se cobran todas, quieras o no quieras. Pero no pueden disponer de ellas por completo y a su antojo, y por tanto es dinero que "no crea riqueza", en su jerga.

Las pensiones son un invento reciente, no nos engañemos. Vienen a ser la columna vertebral del "estado de bienestar", junto a la Sanidad y la Educación públicas, otras dos áreas a las que les tienen ganas los poderes financieros que nos gobiernan. Y el estado del bienestar recordarán que fue un invento de posguerra en Europa y países desarrollados, para conjurar el peligro del "telón de acero". Había una parte del mundo comunista, colectivizada, y la otra parte, temerosa de que la gente simpatizara con lo común y colectivo, puso en marcha lo que podríamos llamar un "capitalismo de rostro amable". Respeto a la propiedad privada, a la libertad de capitales e inversiones, pero sin pasarse: sin quedarnos con todo, no vaya a ser que se nos hagan todos comunistas y la liemos. Eso fue lo que se pensó en la posguerra europea, tras las brutalidades sanguinarias de los Hitler, los Stalin y demás ralea. Pero décadas después cayó el muro de Berlín, se desplomó la URSS y el descrédito de las ideas y países "rojos" se generalizó. Con lo cual, perdido el miedo a lo de enfrente, los ganadores de la guerra fría se calentaron: ya no era necesario andar con disimulos. El que más chifle, capador; y el que más dinero pueda acumular, mejor para él.

En esa fase estamos. El sistema económico basado en la plena libertad de mercados y capitales se ha impuesto sin complejos y muestra cada vez de modo más sangrante su gran debilidad: no tiene otro motor que la codicia. Las élites no se sienten ya obligadas a repartir ni migajas de la riqueza que se genera y que consiguen controlar en su práctica totalidad. Así que toleran a duras penas la permanencia de las pensiones, porque los pensionistas son decisivos en las elecciones, pero las van minando poco a poco, poniendo en duda su permanencia, haciendo que pierdan poder adquisitivo, obligando a los gobiernos a recortarlas? En cuanto nos pillen despistados, se las cargan. Como se van cargando, poco a poco, recorte a recorte, la envidiable Sanidad pública de este país y la Educación universal que tanto costó poner en pie. Para conseguir todo esto su gran arma es la desinformación, la propaganda e incluso la manipulación informativa. No se pueden cortar piernas sin anestesia, ni desmantelar lo mejor de un país sin engañar a la inmensa mayoría.

Por desgracia, tienen el poder, el dinero y compran a los mejores "anestesistas" del mercado. Y consiguen que buena parte de los pensionistas, por ejemplo, estén agradecidos porque siguen manteniendo sus pensiones e incluso subiendo un poquito. El otro día, un experto en pensiones nos contaba en un acto público que su madre, de 88 años, es votante del PP y no consigue que cambie, por más datos económicos que le da.

--Mira, hijo; los voy a seguir votando porque todos los meses miro la cuenta y allí está la pensión y no ha bajado.

Y el hijo, economista, pensionista él mismo y de Podemos, no consigue convencerla de que peligran, de que en realidad han perdido poder adquisitivo y de que el sistema se mantiene en pie a costa de la desaparición del fondo de reserva o "hucha de las pensiones", entre otros argumentos.

La anestesia que usan es muy buena. Pero la codicia de las elites demasiado irrefrenable. Cada vez hay más gente despierta, consciente de lo que nos jugamos. Las pensiones, la sanidad, la educación, la ley de dependencia, no son ningún problema. Son lo contrario: soluciones. El problema es un sistema económico injusto, insostenible y destructivo. ¿Leyeron lo de Cáritas de ayer? Cuatro de cada diez zamoranos, al borde del abismo o riesgo de exclusión social. Pues no olviden el dato ni qué partidos son felices con este pésimo sistema económico que está acabando con Zamora.

(*) Secretario general de Podemos