Don Emilio Calatayud nos ofreció una conferencia el pasado sábado 21 de mayo en el Teatro Ramos Carrión bajo el título "Aprender a ser padres en la sociedad actual". Quiero hacer algunas matizaciones importantes con respecto a alguno de los términos utilizados por el ponente en dicha conferencia y en las entrevistas previas a la misma.

Mucho se habla del sobrediagnóstico en el TDAH, catalogando como tales a aquellos niños y adolescentes que puedan presentar alguno de los síntomas que suelen caracterizar el trastorno, pero también hay que hablar del infradiagnóstico y de aquellos niños o adolescentes que no han sido diagnosticados y pueden padecer TDAH. Tanto en un caso como en otro, hay que ser rigurosos en los términos empleados para describir el tratamiento al que deben someterse los afectados, cuando ese tratamiento es necesario en un alto porcentaje de los casos.

Don Emilio Calatayud utilizó un término muy desafortunado para aquellos casos en los que algunos profesionales consideran necesario tratar como TDAH un caso que poco tiene que ver con este trastorno. La medicación y el tratamiento multimodal para el TDAH no funciona con aquellos niños que no tienen este trastorno, precisamente porque lo que tienen es otra cosa. El término "empastillado" que pudo utilizar don Emilio y que es, a todas luces, erróneo y extremadamente duro, no es en absoluto aplicable a los niños y adolescentes a los que representamos las asociaciones de afectados por el TDAH, sino a todo ese orbe complejo de chavales con graves problemas conductuales que deben ser sometidos a medidas de internamiento terapéutico y tratamiento con fármacos, aunque también extendió el término a aquellos chicos y chicas que, no teniendo TDAH, acaban sometiéndose a un tratamiento que no les corresponde, ni necesitan, porque como he dicho antes, no tienen este trastorno. Ahí está el error que ha provocado un aluvión de críticas entre los familiares de los afectados. Críticas que comparto y entiendo, aunque ya sabemos que don Emilio habla así y nada más lejos de su intención que confundir unos casos con otros.

Debido a que es un tema sensible porque estamos hablando de niños y jóvenes con una vida durísima, esos términos empleados por don Emilio han generado una gran controversia y no poca indignación entre las familias que luchan por dar visibilidad a un trastorno al que no hacen más que poner piedras en el camino para restarle credibilidad. Nuestros chavales se tienen que someter a un tratamiento por necesidad, no siempre acompañado de soporte farmacológico, pero sí de un seguimiento exhaustivo por parte de los profesionales médicos y de los especialistas en TDAH.

El tratamiento para el TDAH no son calmantes. Vamos a ser serios de una vez y vamos a dejar claro este asunto. El TDAH es un trastorno neurobiológico de carácter crónico, con una clara base genética (70% de los casos) y que afecta en Castilla y León a un 7% de la población infanto juvenil, llegando a la edad adulta en más del 60% de los casos. Se caracteriza por la dificultad para mantener una atención sostenida, acompañado por la dificultad en la inhibición de los impulsos. Es un trastorno con más de 200 años de historia (con varias denominaciones hasta llegar a TDAH) de los más estudiados e investigados. Son innumerables los estudios y trabajos desde hace décadas a nivel internacional y con profesionales de primer orden que avalan, con seriedad y rigor, no solo su existencia, sino su etiología y la efectividad del tratamiento multimodal, clave para la normalización de la vida de los afectados. No son niños que tomen "pastillitas", la medicación es solo el pilar del edificio. Las terapias y un adecuado seguimiento, no solo del niño sino también trabajando con la familia, hacen que estos tratamientos tengan éxito.

Todo lo demás es literatura. "Todo lo que no sea ciencia, es prejuicio", tal y como dice el neurólogo Alberto Fernández Jaén. Así que, palabras gruesas aparte o sacadas de contexto, nosotros seguiremos trabajando para que este colectivo de afectados tenga un lugar de primer nivel en la atención sanitaria y educativa de este país.

(*) Presidenta de la Asociación de Afectados por el Déficit de Atención e Hiperactividad (Azadahi)