L os extremos se tocan y ya ocurrió antes con la triste pinza de PP y Podemos para que el espectro político preferido por los españoles -más del 60 por ciento según los sondeos-, el centro izquierda que representaban PSOE y Ciudadanos no pudiera gobernar. Pero es que ahora parece que puede ocurrir lo mismo dadas las posturas radicales que tanto Rajoy como Iglesias mantienen en sus partidos cara a las elecciones que se van a celebrar en poco más de un mes.

Los del PP, que ya ni siquiera se venden como un centro derecha del que siempre han presumido y que muestran su lado más descarnado de derecha pura y dura, prosiguen sin pausa con su campaña del miedo avisando de la amenaza que supone el alocado extremismo de la izquierda radical de Unidos Podemos, frente al cual, dicen Rajoy y su séquito, solo cabe la sensatez y la estabilidad de su partido para mantener los logros obtenidos en estos cuatro años de su Gobierno.

Por su parte, Unidos Podemos, aunque siga lanzando globos al PSOE, parece haber abandonado definitivamente posiciones socialdemócratas, que evidentemente eran falsas, para enrocarse y mostrar su perfil más auténtico, sobre todo desde que ha firmado la alianza con IU, un pacto que puede llevar no tardando a la fagocitación del partido de Garzón. Van a por todas, igualmente, y frente al miedo al caos que preconiza el PP ellos alardean de fuerza de cambio total y sin concesiones.

Insisten los sondeos de este fin de semana en apuntar un ligero ascenso del PP, pero sin llegar al 30 por ciento de los votos, y en el ascenso de la coalición electoral IU-Podemos que desbancaría al PSOE y se haría con el segundo lugar. Sin novedad, pues, salvo confirmar una tendencia, que habrá que ver si se hace realidad en las urnas. Y aunque tanto Rajoy como Iglesias, polarizados en sus posturas, o sea en el enfrentamiento derecha-izquierda, parezcan despreciar a los demás, a Sánchez y a Rivera, lo cierto es que el líder socialista, lo mismo que el centrista, serán imprescindibles al final.

Porque todos los partidos volverán a estar muy lejos de la mayoría absoluta y serán por tanto PSOE y Ciudadanos los que tendrán la última palabra. Si un pacto PP-Ciudadanos no es suficiente, las izquierdas, todas juntas, podrían conducir la situación a su favor. Pero los que de verdad mandan en el PSOE ningunearán de nuevo a Sánchez y tratarán de imponer la gran coalición: PP, PSOE, Ciudadanos, aunque puede que sin este último partido, que ya sería innecesario. Así, el bipartidismo mantendría sus cuotas de poder y todos contentos, con el temido Unidos Podemos en la oposición.

Todo se basa en intenciones de voto. El 94 por ciento de los electores consideran mala la situación del país, el 100 por cien suspende a los políticos, sin excepciones, y casi un 40 por ciento puede que no voten. Lo cual favorecería al PP, apoyado por una población de edad avanzada y acérrima defensora de los intereses creados. Iglesias vuelve a equivocarse con sus planteamientos extremos que espantan a una mayoría que no quiere que gobierne el PP, pero tampoco Unidos Podemos.