No ha querido la Junta de Castilla y León que este año le pillase el toro nuevamente, sobre todo el Toro de la Vega de Tordesillas, que tan virulento debate levanta entre taurinos y animalistas, y anticipándose, con buen criterio, ha aprobado y hecho público un decreto ley, importante por lo que significa, prohibiendo la muerte de reses en espectáculos taurinos populares y tradicionales. Lo que supone que el toro de la Vega ya no será alanceado y muerto como venía haciéndose desde de hace cinco siglos, nada menos, lo que ha levantado las iras y protestas de los vecinos de la localidad.

No es la primera vez que tal festejo, de gran crueldad por tradicional que sea, ha sido suspendido pues ya ocurrió durante unos años en la década de los sesenta, en tiempos de Franco. Su celebración en los tiempos actuales siempre ha levantado ampollas y enfrentamientos entre sus defensores y sus detractores, colectivos ambos radicales a ultranza. Incluso fuera de España se han desarrollado actos contra la celebración de la histórica villa vallisoletana. En Madrid, el año pasado, llegaron a salir a la calle casi 100.000 personas exigiendo la supresión de la celebración. Así que la Junta ahora ha querido curarse en salud con esta prohibición que, naturalmente, será recurrido de inmediato por el alcalde de Tordesillas, del PSOE, y por todo su equipo de Gobierno local, incluidos los ediles del PP disconformes con el decreto. Incluso se habla de declarar a los de la Junta personas non gratas.

La Junta, muy en su línea, como siempre, ha querido satisfacer a todos, manteniendo un cierto compromiso y equilibrio en sus decisiones. Pero como suele ocurrir en estos casos no ha satisfecho a ninguno, o solo lo ha hecho a una de las partes en litigio. Los tordesillanos hablan de robo de sus fiestas populares y los taurinos están a su lado y critican lo que han llamado la cobardía del PP. En cambio, el Partido Animalista ha celebrado lo conseguido, aunque únicamente lo considera como un primer paso en la erradicación total de este tipo de tradiciones, lo que les vea a dar ánimos, han dicho, para seguir luchando porque así sea y para ello tener representación en las Cortes y desde allí hacer oír su voz. Cuya fuerza ha quedado demostrada, pues ya tuvo en las elecciones generales de diciembre, un millón de votos para el Senado y más de 220.000 para el Congreso, aunque la injusta ley electoral les haya dejado sin una representación que merecen y que esperan ostentar tras el 26J.

El portavoz del Gobierno regional, De Santiago-Juárez, explicó que lo que se hace es adaptar la tradición a la sociedad actual y su sensibilidad, precisamente para proteger la fiesta y que perdure. En la comunidad hay hasta una docena de espectáculos taurinos tradicionales, caso de Benavente, pero solo en Tordesillas se mata al animal ante el público, y eso es lo que se prohíbe, aclaró el consejero, por lo que no hay problema en cuanto al resto de los festejos, aunque se haya creado inquietud respecto al futuro de estas celebraciones que siguen teniendo sus fieles incondicionales. Parece una decisión acertada porque hay que acabar de una vez, drásticamente, con el maltrato a los animales.