Es encomiable la frecuencia con que se aborda últimamente el problema de la longevidad. La prensa se hace eco de la preocupación de la Ciencia por ese importante asunto. Se analizan los fundamentos en lo que se refiere a los países y a las localidades o comarcas en las que se advierte una longevidad notable. Afortunadamente para nosotros, es España el país en el que se advierte más importante longevidad. Desde hace bastante tiempo se ha profundizado en el estudio, que ahora se intensifica, de una región de Italia en la que se ha observado una excepcional frecuencia de personas centenarias.

El motivo de esta investigación en Italia se debe a un hecho evidente: allí se da un porcentaje extraordinario en ciudadanos mayores de los 100 años. Y, además, esos ciudadanos -igual que ocurre en España con los que se les asemejan- gozan de una excelente salud física acompañada de una no despreciable salud mental. Lo que es más notorio y, por tanto, llama más la atención, es que la zona de Italia de población más longeva está situada dentro de la parte más pobre de Italia. Como en España, se hace una división de Italia en dos partes: la parte rica, que es la Italia del norte; y la Italia pobre, que es la Italia del Sur. La población estudiada con relación a su sorprendente longevidad se halla en la Campania, al sureste de Italia. Se trata de la región de Celento, junto al Adriático donde se distingue el puerto de Acciaroli. En nuestro país, tal vez no esté tan definida la situación de longevidad más acusada; pero sí podemos ver, los que a diario leemos La Opinión, que en la sección de "esquelas" de defunción (y en otras secciones que se orientan a actos familiares o locales) aparecen muchos centenarios que nacieron y habitan en nuestra provincia. No me atrevo a asegurar -porque no tengo datos- que sea nuestra provincia de Zamora la más longeva de España; pero sí afirmo que aquí se dan muchos casos de longevidad, rica en salud física y mental.

Los factores que se señalan como influyentes de una manera decisiva en esa longevidad pertenecen a dos clases generales: unos están formados por circunstancias independientes del hombre: el clima, la situación especial del lugar? etc.; otros son dependientes de la elección común de sus habitantes, especialmente el sistema de alimentación. Tanto por lo que se refiere a España como a la región de Celento en Italia, la llamada "dieta mediterránea" es una causa de tal longevidad. Se le ha preguntado a los longevos, de una parte y otra, cuál es su alimentación; todos han contestado de forma muy parecida; alimentos vegetales de todas las especies y muy pocos alimentos procedentes del reino animal, a excepción del pescado. Dicho en la denominación elegida por todos los especialistas, "la dieta mediterránea".

Es, pues, el factor de la dieta, perfectamente elegible para el hombre, el principal causante de una vida longeva. Otros factores, aunque menos, son de elección personal; tal ocurre con un ambiente tranquilo o un lugar dominado por la naturaleza y, por tanto, menos "contaminado". No siempre puede el hombre fijar su residencia en esos lugares; pero sí puede, en esos lugares menos propicios, elegir la dieta decidiéndose por la "mediterránea". En todas las poblaciones -me refiero a las españolas- es posible adquirir alimentos vegetales y, en muchos lugares, comprar pescado. ¿Es esta la conducta de la vida moderna?

Cada día podemos observar como más frecuente que -al menos en las ciudades- la tendencia es a consumir "tapas" y comidas en las que faltan los vegetales; nos vamos acostumbrando a comer carne, (blanca o roja; pero carne al fin y al cabo). Hay niños en España que desconocen la mayor parte de los vegetales, sobre todo en su estado natural. Cada día las cocinas se surten más de conservas; la cesta de la compra se llena de "botes" y frascos, incluso aunque esos utensilios contengan vegetales. Y la verdad es que las conservas, aunque sean de vegetales, añaden elementos artificiales y restan otros naturales, de modo que el resultado adultera el producto originario de la preparación. La conclusión de esta reflexión es clara: Hay que apuntarse a la "dieta mediterránea", a ser posible eligiendo la pureza de los alimentos naturales, cuando se trate de los vegetales, y prescindiendo, en lo posible, de las carnes, no pescado, aunque se trate de lo que llamamos las "carnes blancas". Brindemos por una universal longevidad.