Muy a menudo se dice o se escribe que un determinado libro que acaba de ser editado viene a llenar un espacio vacío, que es como un eslabón informativo que sirve de argolla en una cadena rota. Trataré de demostrar y de aclarar para los lectores que esto es verdad referido al libro que el viernes 22 de abril presentaba José Manuel González Matellán en el salón del Museo Etnográfico. La obra llena un total de 1.224 páginas y ha tenido que ser editada en dos tomos para facilitar su manejo. Es el segundo volumen del trabajo que lleva por título general "Mapa Hispano de Bailes y Danzas de Tradición Oral", subtitulado "Aspectos festivos y etnográficos". El primer volumen, que yo escribí con el mismo título, lleva por subtítulo "Aspectos musicales", llena otras 1.069 páginas y se presentó en 2006 durante un congreso de Cioff España, denominación en nuestro país de una asociación de asociaciones de amplitud internacional. A este seguirá, para concluirlo, un tercer volumen todavía en proyecto cuyo formato será el de un catálogo amplio y en lo posible exhaustivo de todo lo que hoy se puede considerar como baile y danza tradicional en lo que hasta nosotros ha llegado, indagando en las referencias de todo tipo: escritas, gráficas, fotográficas, fílmicas, videográficas? de todas las actividades de baile y danza tradicional que puedan encontrarse en cualesquiera archivos, desde la Biblioteca y Fonoteca Nacional hasta el más modesto archivo provincial o local público o privado.

Pues bien, de estos tres bloques de trabajo de investigación, el más difícil, complicado, lento y minucioso en su proceso es el que le correspondió a González Matellán cuando se distribuyeron las tareas de investigación. Estudiar la "naturaleza musical" de los bailes y danzas tradicionales supone, sí, una lectura de todos los cancioneros tradicionales publicados en España en los 120 años últimos. Indagar en todo tipo de fuentes para hacer un catálogo de todos los géneros y especies de baile de todo nuestro país, supone recorrer y hacer un vaciado de todas las fuentes que arriba he enumerado. En estos dos casos es imprescindible el trabajo de algún músico conocedor del repertorio tradicional. Pero cuando sobre los bailes y danzas no se pueden encontrar sino referencias escritas, algunas descriptivas y la mayor parte de ellas denominativas (el nombre que han ido recibiendo a lo largo del tiempo), quien emprenda este estudio ha de ser alguien que ande, sí, entre bailes y danzas, pero que a la vez sea filólogo, es decir, experto en el origen y evolución de las palabras, para que pueda llegar a descubrir qué hay de antiguo en las denominaciones que reciben hoy las danzas y los bailes más antiguos del repertorio tradicional.

Siempre anduvo González Matellán en estos dos campos de trabajo. Habiendo recibido tres premios nacionales del Ministerio de Cultura por otros tantos trabajos de recopilación de documentos sonoros de música tradicional (años 1985-1987), después de haber ganado antes otro premio a un trabajo radiofónico en el Certamen Nacional de Prensa, Radio y Televisión, su conocimiento de ese campo de trabajo quedaba bien patente. Como también, su título de licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca le proporcionaba las herramientas necesarias para profundizar en el campo de la etimología. Los bailes y danzas de toda España quedaron suficientemente catalogados, analizados y estudiados de forma comparada en el primer volumen del Mapa. Pero la investigación y el análisis tuvo como necesario punto de partida el final del siglo XIX, época en que van apareciendo las primeras transcripciones musicales en los cancioneros populares. Alrededor de unas 50.000 melodías transcritas fueron estudiadas para poder establecer con rigor los géneros y especies, los parentescos, las evoluciones. Tal es el contenido del primer volumen del Mapa.

Pero quedaba sin estudiar todo lo que hasta esa época fueron las danzas y los bailes tradicionales. En una paciente marcha atrás, tal como González Matellán relata al comienzo de su estudio, tuvo que ir retrocediendo, saltando de cita en cita (literaria, descriptiva, iconográfica, musical en algunos casos) hasta llegar? nada menos que a la época de la romanización de la Hispania, la ocupación política y militar que a nuestras tierras trajo consigo las costumbres y ritos festivos ligados al calendario que da fin al año viejo, celebrando con fiestas callejeras la llegada del año nuevo. Desde sermones de obispos del siglo IV a los cristianos condenando costumbres paganas (sobre todo bailes, danzas y disfraces) hasta los zangarrones, zamarrones y obisparras que todavía podemos contemplar hoy mismo, y que son algunas de las supervivencias de aquellas, todo ello es estudiado en su trayectoria evolutiva, en toda Hispania y en buena parte de Europa, con miles de citas y cientos de fotos y grabados ilustrativos en las 1224 páginas del volumen. Las citas bibliográficas de 666 libros y publicaciones de todo tipo dan idea del abrumador trabajo que González Matellán se echó a las espaldas el día que se comprometió a llevar a cabo este ingente trabajo, hoy ya imprescindible y necesario para todo el que quiera entrar con pie firme en el campo de esa nueva ciencia para la que él reclama la denominación de coreología. Que es como decir "el estudio de todos los aspectos del baile y de la danza como actividad del cuerpo en movimiento regido por los ritmos, tocados o cantados, o ambas cosas". De esta nueva ciencia daba José Manuel una explicación básica bien inteligible, aunque provisional: Sería la Coreología la especialidad que aborde la catalogación y estudio de los gestos del cuerpo, la coreografía, la indumentaria, los contenidos y significados de los textos que se cantan al bailar, el argumento, cuando lo hay, así como el desarrollo histórico, y además los significados y funciones sociales, estéticas, simbólicas, que varían según la cultura a la que pertenece ese lenguaje artístico que denominamos bailes y danzas.

Libro único, guía necesaria, objeto imprescindible de estudio es, pues, este volumen segundo del Mapa Hispano de Bailes y Danzas de Tradición Oral, que José Manuel González Matellán presentó recientemente. Que otro estudioso zamorano haya dado fin a esta obra, debería ser motivo de orgullo para los que habitamos esta tierra extrema, que con frecuencia ignora a muchos de sus mejores, a pesar de que fuera de este lejano oeste son renombrados y conocidos por lo que hacen y han venido haciendo.