Las gentes del cine patrio tan proclives a la manifestación, a dar lecciones de moralidad y de ética, tan defensoras de los pobres pero sin embargo amiguitas de los ricos, cuando están en el uso de la palabra da la sensación de que no hubieran roto un plato en su vida, y eso que la mayoría se ha cargado la vajilla propia y la de los demás. En materia de honradez se ha demostrado que también dejan bastante que desear, por mucho que apunten y siempre hacia la derecha, que también. Ahí están Pedro Almodóvar, Ana Duato e Imanol Arias, como pruebas palpables de que su dinero es suyo y el de los demás es el que debe emplearse para contribuir a las arcas del Estado y con él al pago de pensiones y otras zarandajas.

Cuando esto escribo el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación que ha destapado el cotarro de los papeles de Panamá, anuncia la publicación de la base de datos con todos los documentos. Recordemos que el 3 de abril se presentaron los primeros resultados que hemos ido conociendo por cuentagotas. Esta parece ser la "refinitiva". ¿Saldrán más políticos o sus consortes? ¿Saldrán deportistas? ¿O saldrán más de nuestros afamados cineastas?

Quienes lo tienen complicado de verdad son la dulce Ana Duato y el siempre atractivo Imanol Arias que defraudaron a Hacienda casi tres millones de euros, sirviéndose de las estructuras opacas diseñadas por el despacho de abogados Nummaria. ¿Y de dónde procedía tamaña cantidad de dinero? Y digo lo de "tamaña" porque aquí se habla de millones de euros, no de millones de las antiguas pesetas. Pues ni más ni menos que de sus emolumentos como protagonistas de la serie "Cuéntame cómo pasó". En esto, los artistas patrios, por muy de izquierdas que sean, son como los políticos y el resto de ciudadanos con más que posibles, celosos de que Hacienda no se lleve parte de sus ganancias. Quisieron evitar el pago de ciertas cantidades de dinero y ahora van a tener que hacerlo igual y además, posiblemente, enfrentarse a petición de cárcel por defraudar al Fisco. Por lo menos eso es lo que sostiene la Fiscalía Anticorrupción.

Dije ¿anticorrupción? Pero ¿no es la que se emplea a fondo contra la malvada clase política, la parte corrupta de la misma, la que hay que cercenar? Sí. La misma que ahora también tendrá que emplearse a fondo contra empresarios, artistas, directores de cine y de teatro, cantantes y demás especies, que en ese aspecto son igual de insolidarios que los que calientan sillones de poder ya sean ministeriales, municipales, provinciales, autonómicos o camerales. Eso de "lo mío, mío, y lo de los demás a medias" se cumple a rajatabla una vez más con los crisoles, con los abanderados de la decencia, de la honestidad, de la solidaridad. Y, encima, y esto va por todos, pretenden hacerse los longuis o los inocentes, como si hubieran sido inducidos al fraude por terceros y ellos, pobrecicos, se vieran ahora atrapados en algo que ni deseaban ni buscaban.

Que salgan todos a izquierda y derecha. Pero todos, no unos pocos según interese. Hay que dejar bien claro que la tributación a España no puede eludirse bajo ningún concepto. Y, ojito, con los amigos por los que se saca pecho y los familiares que, a veces, son el enemigo que todos tenemos en casa.