Una novia para Elsa. Esta es la petición que miles de fans de "Frozen" están haciendo a Disney a través de Twitter para la segunda parte de la película de dibujos animados que la productora pretende estrenar en 2018. El que la reina Elsa se aísle para ocultar al mundo su poder para controlar el hielo es interpretado por muchos de sus admiradores como una metáfora de su orientación sexual, igual que su aceptación y liberación escenificada con la canción "Let it go" se interpreta como su salida del armario. Que frente a lo habitual hasta ahora en este tipo de pelis no haya un príncipe que acabe comiendo perdices con Elsa es otro de los puntos que han hecho concluir a miles de internautas que la reina del hielo es lesbiana. ¿Y por qué entonces no buscarle una pareja? Pues porque no. Ojalá me equivoque porque tener a un o a una protagonista Disney homosexual sería de lo más liberador para miles de niños y niñas que sienten su orientación sexual como una perversión, pero ¿se va a arriesgar la productora que ha ganado una millonada en taquilla y sobre todo en "merchandising" con "Frozen" a sacar una segunda parte que suscite las iras de buena parte de sus potenciales espectadores poniendo a una heroína claramente lesbiana? Es fácil imaginarse a la derecha cristiana estadounidense con sus rifles en mano boicoteando el estreno. Solo hay que recordar a un pastor de la Iglesia reformista de Colorado quien en 2014 dijo que la película era "pura maldad" y que Disney es "una de las organizaciones más a favor de la homosexualidad del país", como recogió "The Guardian". Y eso porque Elsa escondía su capacidad de crear hielo, que si la ponen besando a otra chica, les queman los estudios. Todavía hay quienes creen que mostrar como homosexuales a personajes admirados por los niños puede condicionar la orientación sexual de los pequeños, aunque dado que aún hay quien piensa que es una enfermedad, una desviación o un vicio, tampoco es de extrañar. Quizá en algunos países europeos como el nuestro podría colar una Elsa lesbiana aunque tampoco nos libraríamos del cabreo de algunos sectores conservadores, pero ¿en Estados Unidos?

La campaña en las redes sociales pidiendo una novia para Elsa que ha encabezado Alexis Isabel, una periodista homosexual y fan de la película de Disney ha logrado en un par de días más de 20.000 apoyos, pero no creo que la comunidad LGTB deba hacerse muchas ilusiones.

¿Cómo van a sacar a una pareja lésbica en una película de animación infantil en un país en el que son capaces de elegir a Donald Trump como candidato a la presidencia?