Francisco de Goya y Lucientes, el sordo de Fuendetodos (Zaragoza), pintor que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX, fue famoso por sus obras que representaban los acontecimientos más destacados de la época (la Guerra de la Independencia) y los retratos de nobles y personajes de la realeza. Su estilo propio, el goyesco, fue precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.

Con ocasión de mi reciente viaje por Andalucía, en las horas de estancia en Sanlúcar de Barrameda obtuve información de que Goya allí, frente al Coto de Doñana, había pintado sus cuadros "La maja vestida" y "La maja desnuda", que dicen tuvo como modelo a la duquesa de Alba, María Teresa de Silva Álvarez de Toledo, llamada comúnmente Cayetana, de cuya noble dama también hizo varios retratos.

La duquesa fue casada a los doce años de edad con su primo José Álvarez de Toledo y Gonzaga, con lo que se convirtió en el matrimonio más acaudalado y con más títulos del reino de España. Cayetana enviudó en 1796, sin descendencia directa.

Debido a su hermosura, riqueza, sensualidad y vida liberal se crearon múltiples historias, entre las que se le atribuyó un romance con Goya y que la localidad de Sanlúcar de Barrameda fue escenario de aquellos escarceos amorosos, aunque hay controvertidas versiones basadas en la comparación de los diferentes retratos que Goya hizo a la duquesa, en los que algunos no le encuentran parecido con "Las majas". De estas contradicciones salen los comentarios sobre rivalidades amorosas entre el pintor y Manuel Godoy, el valido del rey Carlos IV, ya que también se dijo que la joven retratada en "La maja desnuda" había sido Pepita Tudó, la entonces amante de Manuel Godoy y más tarde su esposa.

Cayetana murió repentinamente en 1802, a los cuarenta años, víctima de unas fiebres. Goya murió el 16 de abril de 1828 en Burdeos (Francia).