Escribía Julio Cortázar en "El perseguidor": "Que la música (?) cumpla a fondo una de sus peores misiones, la de ponernos un buen biombo delante del espejo, borrarnos del mapa durante un par de horas".

Y la recordé porque el pasado 28 de abril tuve la oportunidad de asistir a un concierto de Carmen París en el Teatro Principal de Zamora. Presentaba su último disco "EJAZZ con jota".

Me había hecho un autorregalo para celebrar mi cumpleaños, y cuando me toca escoger, siempre pienso en algo que me deje en la memoria la huella imborrable de algún suceso extraordinario. Y por ese motivo me fui a ver el concierto de mi admirada Carmen París, que aunque nació en Tarrasa pasó parte de su vida en Utebo (Zaragoza). Ella se siente aragonesa hasta la médula, y lo suyo tiene que ver con la jota y su relación con todas las variantes musicales que uno se pueda imaginar a lo largo y ancho del mundo.

Desde la primera vez que la vi, también sobre este mismo escenario con su "Cabaret Lanuit" de Alfonso Plou, hace más de 20 años, supe que siempre seguiría escuchando aquella voz portentosa, de múltiples registros, que me dejó tan impresionada, y la seguí, vaya si la seguí, porque ya por entonces presentaba unas facultades fuera de lo común, pues valiéndose de su voz imitaba y expresaba no solo lo material, sino que trascendía con su música hacia un mundo inmaterial, creando, copiando, fantaseando, actuando, bailando, cantando? Y es que ella todo lo hace bien y además es divertida a rabiar, y rebelde y crítica con aquello que remueve su conciencia y solidaria y es que todo, ya lo he dicho, ella lo sabe hacer desde el corazón.

Es tan artista que seguro que coge un prospecto farmacéutico y en una noche lo trasforma en una obertura inacabada.

Todo le vale para crear, y quien piense que eso es muy fácil solo hay que pasar revista a su dilatada carrera, a su trabajo constante, a sus discos, a sus premios y actuaciones alrededor del mundo, en paraísos insólitos, en lugares que le dejan huella y sones ancestrales, de los que siempre saca algo para inspirarse.

Baste recordar sus discos, "Pa´mi genio", con el que recibió el Premio al Mejor Álbum de Música Tradicional, Premio Tradicional de Música del año 2003.

"Jotera los serás tú" (2005), con el que quiso reivindicar su afición a la fusión de la jota con las músicas del mundo, a pesar de las duras críticas a la que la han sometido los puristas.

"InCubando" lo compuso tras pasar 4 meses en Cuba, en el año 2008, y con él alcanzó el Premio al Mejor Álbum de fusión, en los Premios de la Música del 2009.

Y este, que vino a presentar el otro día, "EJAZZ con jota", donde además de los nuevos ritmos que incorpora, canta en español y en inglés. Y eso del inglés lo ha hecho entre otras cosas porque hace mucho tiempo, según nos contó, un jotero universal, El pastor de Andorra, fue a cantar a la Casa Blanca delante del presidente Kennedy jotas aragonesas; entre otras, esa que dice "Y en Zaragoza un cañón/ suena en Huesca una campana/ y en Zaragoza un cañón/ y en Teruel unos amantes/ de mi bendito Aragón".

Y ella se planteó lo que pudieron entender todos los que vivían por aquellos pagos tan alejados sobre el sitio de Zaragoza o sobre los amantes de Teruel. Así que, ni corta ni perezosa, se lo ha querido poner más fácil, haciendo una edición bilingüe de jotas fusionadas, y ya empiezan a entender de qué va la cosa y a interpretarlas por allí.

En el espectáculo no solo canta o toca el piano, sino que enlaza cada uno de los temas tras una breve explicación, salpicada de anécdotas sabrosas, para entender por qué los ha compuesto y el fin que con ellos persigue.

De todas formas, es inclasificable como creadora e intérprete, porque mezcla lo que le viene en gana, estilos tan dispares como el jazz o el godspell o la música andalusí o la afrocubana con la jota de su tierra amada.

Ella confiesa que su inspiración le viene del folklore y de la música popular, de ahí extrae cantidad de elementos para estas canciones, "Noble y bravía", "Cadenica de oro", "En mi pecho"; pero también de poetas de renombre universal, por ejemplo del poeta turco Fetullah Güllen recrea el "Canto del ruiseñor" y lo ha adaptado a lo jotero andalusí en 12 por 8; con este tema se solidariza con los desterrados que deambulan por el mundo sin que nadie les soluciones de verdad el problema de su destierro: "A la hora que bailan las flores/ canta el ruiseñor en lo escondido./ Suena su cantar a dolor vivo/ para aquellos que son extranjeros/ en su tierra natal".

Ahora amenaza con fusionar la jota con los aires del Oriente, y dentro de poco seguro que se perderá por China y Japón para buscar nuevas fuentes de inspiración.

Desde luego, lo que ha conseguido Carmen París con su actuación ha sido que pongamos un biombo delante del espejo de la vida para borrarnos del mapa durante un par de horas, y eso no tiene precio.

Gracias por haber compartido con nosotros una vez más tu música, tu arte y tu palabra.