La conmemoración este año del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes no solo es una excelente oportunidad para abordar la obra del escritor universal, sino para saldar la deuda que todos tenemos con el autor del segundo libro más leído de la historia. Castilla y León lo está, además, de manera especial por sus acreditadas vinculaciones con un personaje inigualable que sigue siendo, muchos años después, fuente narrativa e inspiración literaria. En Castilla y León, en Valladolid concretamente, Cervantes vivió algunos de los momentos más felices y algunos no tan dignos: En el año 1604 fue encarcelado en el penal de la ciudad, donde ya habían tenido alojamiento con anterioridad su abuelo Juan, hacia 1525, y su padre Rodrigo, en 1552.

Además, en Valladolid se conserva la única casa en la que sabemos con certeza que vivió Cervantes. En su casa, hoy en la vallisoletana calle Miguel Íscar, Cervantes recibe el soneto denigratorio al que hace referencia en el Viaje del Parnaso ("Estando yo en Valladolid, llevaron una carta a mi casa para mí, con un real de porte; recibióla y pagó el porte una sobrina mía, que nunca ella le pagara; pero diome por disculpa que muchas veces me había oído decir que en tres cosas era bien gastado el dinero?").

Pero son muchas más las pruebas del afecto extraordinario de Miguel de Cervantes por estas tierras y, seguramente, algo tuviera que ver en ello el fraile Juan Gil, trinitario de Arévalo, que fue quien pagó el rescate con el que pudo concluir su cautiverio en Argel. En Valladolid acabó también de escribir "El Quijote" y otras muchas obras suyas, que están ambientadas en tierras de Salamanca y de Valladolid, como es el caso del "Coloquio de los perros" o de "El licenciado Vidriera", que se escribieron o sirvieron de inspiración, con alusiones concretas en la obra cervantina a localidades como Medina del Campo, Madrigal, Coca, Alaejos y Valdeastillas, entre otras.

Como dice Andrés Trapiello, "a Cervantes se le descubre muchas veces a lo largo de la vida y siempre produce un impacto". Y así es porque el legado del autor del libro más significativo de la historia de las letras españolas nos permite revivir y descubrir a nuevos y constantes sanchos y quijotes. De ahí que el anunciado congreso internacional que se inaugura el martes en el Archivo de Simancas, bajo la coordinación de los profesores de la Universidad de Valladolid Berta Cano y Javier Blasco, es todo un referente para profundizar en el conocimiento histórico y literario del período renacentista. Este encuentro, en el que van a participar casi un centenar de expertos e investigadores, es de hecho el primer simposio que se celebra en España para conmemorar de manera conjunta el cuarto centenario de la muerte de Cervantes y de Shakespeare. Un encuentro de enorme trascendencia y que merece toda la atención, dado que uno de sus objetivos esenciales es, precisamente, explorar los puntos de encuentro entre ambos egregios escritores y sus respectivas obras. Por lo que ya ha trascendido, será un congreso para analizar de forma paralela las relaciones entre España e Inglaterra en una época histórica en la que Valladolid no solo era sede de la Corte, sino que era también la ciudad donde vivía Cervantes cuando se publicó "El Quijote"; por no hablar de "El Cardenio", obra perdida de Shakespeare, y que, como es sabido, estaba inspirada de un episodio de la publicación más importante de la historia de la literatura española.

Son muchas más las evidencias literarias e históricas que hacen de Castilla y León un referente en la vida y en la obra de Cervantes y, por eso, tenemos ahora el derecho y el deber de saldar una deuda que ponga en valor la huella cervantina de nuestras ciudades al igual que hasta ahora lo han hecho otras como Madrid, Alcalá de Henares o Sevilla.