Prueben ustedes a hacerlo. Pidan una subvención para cualquier asunto que este amparado a ese fin en la legislación vigente. Gástenselo en pitos flautas y gaseosas. Vuelvan a pedir esa misma subvención, para el mismo fin, alegando que la culpa de no haberle sacado rendimiento a la anterior la tiene María de la O, y el Orfeón Donostiarra, por poner por caso, y esperen sentados a que se la vuelvan a conceder. Lo primero que recibirán es una notificación exigiéndole que justifique el buen uso y la rentabilidad de la anterior, y de no hacerlo así, le requerirían su pronta devolución, ya que los pitos, las flautas y las gaseosas no están incluidos en el pliego de condiciones.

Pues bien, los partidos políticos ya se han puesto en marcha para repetir elecciones, para dilapidar cerca de doscientos millones de euros, sin haber justificado todavía los doscientos que nos hicieron gastar el pasado mes de diciembre. Y lo hacen con la cara dura propia de los embaucadores. Parecen llegar a la conclusión de que la culpa la tienen los ciudadanos por no haber votado a quienes a ellos más les habría interesado. Y es que con el reparto de votos, decididos democráticamente en las urnas, los inoperantes partidos son incapaces de hacer bien las cuentas, quizás debido a que en la cosa de la política aun no han llegado al álgebra y mucho menos al viejo sistema de aproximación aplicando el "método de los elementos finitos". Y aunque exista una relación jurídica entre la Administración y el beneficiario, y esta tenga la potestad de fiscalizar, revocar o sancionar a quienes no hacen buen uso de las subvenciones, no hay que esperar demasiado de ello.

Resulta que los empresarios son capaces de ponerse de acuerdo para repartirse un contrato, o un macro contrato internacional; los militares para participar en una guerra, o acabar con ella; el IBEX 35 para congelar los salarios; la OPEP para subir o bajar el precio del petróleo; y nuestra clase política es incapaz de ponerse de acuerdo para gobernar un pequeño o mediano país, con muchos siglos de historia que ha acumulado mucha experiencia en la resolución de conflictos. Y "a más a más" que tiene poco que gestionar, ya que los tres grandes pilares en los que se sustenta el Estado nos los dan resueltos: el de la política de defensa por parte de los EE UU a través de la OTAN, el de la económica a través de la UE, y el del empleo por el IBEX 35.

Resulta que de los problemas que más estamos sufriendo, y que está en nuestras manos resolver, no hemos sido capaces de dar carpetazo a ninguno. Así, mientras los separatistas de Filemón continúan haciendo y diciendo lo que les viene en gana, don Tancredo se dedica a leer el "Marca". Mientras los ciudadanos de a pie trampean con sus exiguos ingresos para llegar a fin de mes, los paraísos fiscales no dan abasto para recibir las fortunas de quienes dicen que lo que hay que hacer es apretarse el cinturón (Acuérdense de aquel presidente de la patronal -ahora en la cárcel- que decía que había que trabajar mas y cobrar menos). Mientras los ciudadanos pagan religiosamente sus impuestos, parte de sus representantes políticos, en forma de alcaldes y concejales, presidentes de diputación, ministros, exministros, presidentes de comunidades autónomas y consejeros, aparecen subrayados por falsedad documental, administración desleal, fraude fiscal, blanqueo de dinero, prevaricación o cohecho, en cientos de casos de corrupción.

Y esta tropa pretende que los ciudadanos rectifiquen su decisión y se dobleguen a votar lo que ellos desean, y que acudan a las urnas con la sonrisa abierta y una rosa en la mano, tarareando la alegoría de la primavera. Pues eso, que si quieren seguir divirtiéndose que se paguen ellos los fastos, que sean ellos y no otros quienes mantengan con sus posibles y pertenencias tanta incapacidad.