El Parlamento inglés ha aprobado un gravamen sobre las bebidas azucaradas, procurando evitar la obesidad en la población. La intención es encomiable, su eficacia, está por ver, posiblemente, sea invisible. Nuestros avispados mandatarios contemplan la medida con ojitos golosos, al punto que la ven aplicable en esta "tierra de conejos". La salud es de importancia vital, pero el parné como el "bálsamo de Fierabrás" alivia de muchas mataduras.

Si entre estos gerifaltes habitase alguno con capacidad de razonar, extenderían el decreto hacia las grasas de palma, aceite de coco y grasas saturadas, omnipresentes en toda la bollería industrial, auténtico veneno para las enfermedades cardiovasculares, hablamos del "colesterol malo". La prohibición absoluta, imaginamos imposible, pero sí se podría imponer un etiquetado como el del tabaco, pues todos sabemos que el colesterol también mata.

F. Mario Santos (Zamora)