Que la salud, la buena salud, es lo que más valoran las personas y el pilar más básico del estado del bienestar que disfruta la sociedad actual, pocas dudas caben si es que cabe alguna. De ahí, precisamente, el duro castigo sufrido en las pasadas elecciones por el Gobierno de la nación, al igual que ocurriera antes, en mayo, en algunas comunidades autónomas donde recortes y ahorros injustos hicieron disminuir ostensiblemente la calidad de la asistencia pública sanitaria. Por eso, hay que recibir con satisfacción y esperanza cualquier noticia que abra nuevos campos y posibilidades en esta materia, provengan de donde provengan, a la espera de que puedan convertirse en realidad no tardando.

Una dolorida iniciativa particular, la de un padre que perdió a su hija víctima de cáncer, ha dado lugar a que se hayan reunido ya más de 125.000 firmas promoviendo una idea extraordinaria, que parece que sería única en el mundo, y muy fácil de llevar a la práctica. Se trata de hacer figurar en la declaración de la renta, el IRPF de cada año, una casilla con destino a recaudar fondos para la investigación y la lucha contra esa enfermedad que tantos fallecimientos sigue causando todavía. Sería una casilla similar a aquellas en la que cada contribuyente destina a la Iglesia o a los colectivos sociales una aportación solidaria de cara al mantenimiento de sus actividades. Parece obvio que la mayoría se mostraría generosa con esta nueva casilla y que ello podría contribuir de modo importante a aumentar los recursos contra el cáncer en cualquiera de sus tipos y variaciones. Ahora, se está esperando a llegar a las 150.000 firmas que es lo que marca la ley, para que la petición pueda entrar en el Congreso y ser trasladada al ministerio correspondiente, el de Sanidad, para su estudio y sería deseable que su puesta en marcha a partir de próximos ejercicios fiscales. Es una medida a la que nadie espera encontrar oposición, aunque su aprobación correspondería ya al nuevo Gobierno, sea el que sea, y a las nuevas Cortes que se formen. La idea merece el apoyo de todos, y lo tendrá, es bien seguro, si se logra sacar adelante.

Más cercana, aunque no original ni nueva, pero si importante y digna de toda atención, es el anuncio que ha hecho en Valladolid el consejero de Sanidad de la Junta, Antonio Sáez, dando cuenta de la intención de poner en funcionamiento cuanto antes el uso de las nuevas tecnologías para la ampliación de los servicios de atención al paciente, a base de lo que se ha dado en llamar, acertadamente, la consulta no presencial, que ya se viene aplicando con gran éxito en algunas regiones, caso de Cataluña y Galicia que han sido pioneros en un sistema que ofrece muchas ventajas a los usuarios y al personal sanitario, y que en Castilla y León ha tenido un precedente muy afortunado y útil con el teléfono de asistencia pediátrica, que evita muchos sustos y angustias a los padres y muchas visitas a Urgencias. Lo malo es que aun se está en la comunidad pendiente de la tarjeta electrónica, que no acaba de llegar y arrastra ya un considerable retraso, porque ello hace temer que el uso del ordenador y del teléfono como sistema alternativo para recibir atención médica puede dilatarse todavía bastante. Pero bueno es ponerse a ello.