El calendario sigue su marcha implacable, los plazos se van cumpliendo, y el rey ya recibió de manos del presidente de las Cortes la relación de los líderes políticos que acudirán a la Zarzuela el lunes y martes próximos para mantener la última ronda de conversaciones, de las cuales surgiría una sesión de investidura que garantizase la formación de un nuevo Gobierno o la convocatoria de nuevas elecciones generales para el 26 de junio poniendo fin así a tan corta legislatura. Pero pese al intento del monarca ya nadie confía en la posibilidad de un milagro de última hora, y los candidatos acudirán sin ninguna esperanza y dispuestos a comunicar a Felipe VI su incapacidad de reunir los votos que les respalden suficientemente y su disposición para acudir a la repetición de los comicios, para lo cual ya llevan en realidad bastante tiempo preparándose, algunos partidos poniendo más énfasis e interés en ello que en la búsqueda del consenso que evitase la vuelta a las urnas.

Rajoy, que será quien cerrará como jefe del Ejecutivo en funciones la ronda de entrevistas, ya ha comunicado públicamente que expresara al rey, otra vez, su renuncia a intentar la investidura presidencial toda vez que nada ha variado y la situación es la misma, con el PP solo y sin el menor apoyo, pero tampoco dispuesto a apoyar a nadie. Precisamente, la única y última oportunidad de Rajoy es la celebración de otras elecciones, aunque las encuestas solo apunten un ligero e insuficiente ascenso, pero ello permitiría intentar un pacto con Ciudadanos. Lo que no va a hacer es renunciar y dejar el paso libre a otro candidato del PP que, seguramente, tampoco obtendría mejores resultados. O cediendo a la reiterada propuesta de Albert Rivera para que cada candidato haga mutis por el foro y facilite con ello una triple coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos pero no liderada en la presidencia del Gobierno por Rajoy ni por Sánchez, ni por él mismo, aunque no le amargaría tal dulce, sino por un independiente. A saber quién. Un camino por el que se vuelve a entrar en el terreno de la utopía, porque buscar un presidente sin partido, ni ideología, ni afinidades, y que encima satisficiese a todos los componentes de la tríada, se antoja el mayor imposible, muy por encima de cualquier otra hipótesis barajada y una preocupante muestra de falta de madurez y realismo político.

El PP y Rajoy ya han rechazado esa absurda propuesta, y lo mismo el PSOE de Sánchez, aunque los socialistas tienen mucho que perder en junio después de haber tenido la oportunidad de formar un Gobierno de cambio con Podemos, si bien la responsabilidad del fracaso es de todos los partidos. Es seguro ahora que Iglesias irá a las urnas junto a IU y las mareas rojas, lo que podría significar que, entre todas las izquierdas, desplazasen a un PSOE donde desde que Zapatero pisó no crece la hierba. La última encuesta aparecida señala ya a Podemos-IU como segunda fuerza política, tras los populares, si se repiten las elecciones, por delante de los socialistas y de Ciudadanos. Previsiones que siguen dando a entender que las cosas, sobre poco más o menos, estarán luego lo mismo que ahora.