H ay un lema en Amnistía Internacional que es especialmente oportuno en estos momentos que nos ha tocado vivir: el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo.

El recién estrenado informe de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte en 2015 demuestra un aumento espectacular de las ejecuciones en todo mundo, que alcanzan la cifra más elevada registrada por Amnistía Internacional en más de 25 años.

Al menos 1.634 personas fueron ejecutadas en 2015, lo que supuso un aumento de más del 50% con respecto al año anterior y la cifra más alta registrada por Amnistía Internacional desde 1989. No se incluye en esta cifra total a China, donde es probable que fueran ejecutadas miles de personas más, pero donde los datos sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado.

Tres países -Arabia Saudí, Irán y Pakistán- fueron los responsables de casi el 90% de todas las ejecuciones registradas, estos y otros gobiernos basan estas decisiones en la falsa premisa de que con la pena de muerte estamos más seguros.

En Paquistán, más de 320 personas fueron enviadas a la horca en 2015, la cifra más alta jamás registrada por Amnistía Internacional en el país. Irán ejecutó al menos a 977 personas en 2015, frente a las al menos 743 del año anterior, en la gran mayoría de los casos por delitos de drogas. En Arabia Saudí, el número de ejecuciones aumentó un 76% con respecto a 2014, cuando fueron ejecutadas al menos 158 personas. La mayoría fue por decapitación, pero las autoridades recurrieron también al fusilamiento, y a veces exhibieron el cadáver de la víctima en público. En estos dos últimos países algunos de los ejecutados eran menores de 18 años. Hubo también un notable aumento del número de ejecuciones registradas en otros países, como Egipto y Somalia.

Los cinco principales verdugos del mundo en 2015 fueron China, Irán, Pakistán, Arabia Saudí y Estados Unidos de América, por este orden.

Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, ha señalado que "afortunadamente, los países que llevan a cabo ejecuciones constituyen una pequeña minoría cada vez más aislada. La mayoría de los estados ha dado la espalda a la pena capital, y en 2015 cuatro países más eliminaron por completo de su legislación esta salvaje forma de castigo".

A pesar de los retrocesos de 2015, el mundo continúa avanzando hacia la abolición de la pena de muerte. En ese año abolieron totalmente la pena de muerte en su legislación cuatro países: Fiyi, Madagascar, República del Congo y Surinam.

Por primera vez, la mayoría de los países del mundo, 102, han abolido ya por completo la pena de muerte. En total, hay en todo el mundo 140 estados abolicionistas en la ley o en la práctica.

Si repasamos la situación de la pena de muerte por regiones, concluiremos que:

La región de América continuó haciendo avances en la supresión del uso de la pena de muerte. Por séptimo año consecutivo, Estados Unidos fue el único país de gran población que llevó a cabo ejecuciones. Ejecutó a 28 personas, la cifra más baja desde 1991.Trinidad y Tobago fue el único país de la región, aparte de Estados Unidos, que impuso también condenas a muerte.

Aumento de las ejecuciones en Asia y Oceanía, debido principalmente a Pakistán, que fue responsable de casi el 90% de todas las registradas por Amnistía Internacional en la región (sin contar China). Bangladesh, India e Indonesia reanudaron las ejecuciones en 2015. En Europa y Asia Central, Bielorrusia fue el único país que utilizó la pena de muerte. Aunque no ejecutó a nadie en 2015, el país impuso al menos dos nuevas condenas a muerte.

El uso de la pena de muerte se incrementó en 2015 en la región de Oriente Medio y Norte de África. Todos los países de la región -excepto Omán e Israel- impusieron condenas a muerte, mientras que ocho estados llevaron a cabo ejecuciones. Tuvieron lugar al menos 1.196 ejecuciones, lo que supuso un aumento del 26% con respecto a las registradas en 2014, debido principalmente a los incrementos que se produjeron en Arabia Saudí e Irán.

En el África subsahariana, claros y sombras. Madagascar y la República del Congo abolieron la pena capital por completo y el número de condenas a muerte impuestas descendió notablemente, de 909 en 2014 a 443 en 2015, debido sobre todo a su reducción en Nigeria. Sin embargo, Chad reanudó las ejecuciones, tras más de 12 años. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción, independientemente de la naturaleza o las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características del acusado, o del método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. No hay prueba alguna de que la pena de muerte sea más efectiva para disuadir de cometer delitos que otras formas de condena.