En Zamora, parece que poco a poco empiezan a verse las cosas que hace el Ayuntamiento de la capital y a conocerse las que proyecta hacer, de continuación en algunos casos y de necesidad urgente en otros. Obras menores, si se quiere, a pie de calle, que no están los tiempos para quimeras faraónicas, y que se atienen, en lo económico, a presupuestos realistas, con fondos propios, procedentes del superávit del año pasado, que la actual oposición mayoritaria, el PP, contempla como mérito propio y el equipo de gobierno IU-PSOE justifica en el plan de ahorro ejercido a base de reducir sueldos de los políticos, empezando por el alcalde de la ciudad, y eliminar gastos superfluos y de representación.

Sea como sea, Guarido anuncia disponer de dos millones de euros para negociar y ejecutar el derribo de los edificios adosados a la muralla de la Ronda de la Feria que aún existen, con el fin de dejar descubierto por entero el lienzo de la zona que posteriormente será adecuada y ornamentada, complementando el entorno. Pretende el Ayuntamiento con esta medida no solo mejorar la estética del casco histórico de Zamora sino que ello sirva como motivo turístico. Un propósito válido aunque ya más discutible porque es difícil creer que esos trozos de murallas, salvados antes y ahora, puedan convertirse en toda una atracción para el visitante. Vendrá la gente y verá la ciudad antigua, su románico, su castillo y los restos de su muralla, eso sí, y cuanto más se pueda ofrecer al turismo, pues mejor. Es como lo del AVE, o el Alvia para ser más exactos: dada su rapidez y comodidad pueden llegar más pasajeros pero no llegarán esas empresas ni industrias que pregonan los políticos para engañar a los paisanos y para obtener votos. Es también como lo de la ministra de Fomento que afirma que este año se finalizará los planes para la autovía entre Zamora y Portugal por Alcañices, cuando muy fácilmente ni su partido gobernará en el país ni ella por tanto seguirá ocupando la titularidad de la cartera ministerial.

Al margen de esto, es una buena idea y factible aunque no barata, lo de derribar esos edificios adosados a la muralla en ese tramo, una labor que comenzó en los años 90 quien era entonces alcalde, Antonio Vázquez, y continuó su sucesora en el cargo Rosa Valdeón. Pero más práctica e inmediata parece esa otra tarea que se pone en marcha para acabar con el pésimo estado que ofrecen la mayoría de calles, plazas y rincones de la ciudad, tanto en la parte nueva como en la vieja, tanto en el centro como en los barrios, herencia indudable, esa sí, de los anteriores alcaldes. Zamora, pese a algunas obras ejecutadas en los últimos meses, está hecha una pena, y el Ayuntamiento va a dedicar un millón de euros al arreglo integral, asfaltado y pavimentación, de nada menos que 85.000 metros de vías públicas de dependencia municipal. Con una novedad muy interesante, y es que se va a solicitar a los vecinos de cada zona que presenten listados con todas las deficiencias y carencias observadas y que necesiten de reparación o intervención. Nadie mejor que los vecinos conoce las necesidades y precariedades del lugar, desde sus baches hasta los puntos de luz que faltan. Una colaboración que puede ser muy fructífera.