La tienen tomada contra el uno y la otra, porque no tienen "coj?ines" para emprenderla con todo aquello de lo que, por ejemplo, blasona el daesh, no les vayan a poner un cinturón explosivo en el culo. El caso es que, un día sí y otro también, cuando no son los podemitas de Cataluña, son los bilduetarras del país vasco, España, la Corona y la Iglesia católica se convierten en muñecos del pim pam pum de esa insidia y ese odio reconcentrado que les carcome por dentro y por fuera. No hace tanto, el Ayuntamiento de Pamplona, gobernado por EH Bildu en una suerte de increíble cuatripartito, permitió que una exposición municipal se burlara de los símbolos religiosos, en una especie de ofensa gratuita que no venía a cuento de nada, ahora ha sido el Parlamento de Navarra, que preside la podemita Ainhoa Aznárez, el que ha puesto su mirada contra la Iglesia y también contra la Corona.

Con el fin de conmemorar los "90 años de la represión en Navarra", la Cámara foral ha organizado la muestra de marras, donde vuelve a basar todo su argumento político en la Guerra Civil. Son incapaces de pasar página. ¡Pero si ellos no la vivieron! Y si a ellos les mataron familiares, a las demás también. Que yo también estoy a favor de la memoria histórica, ¡pero para todos!, para los de un lado y para los del otro. Enconarse con la Iglesia católica, sabiendo como sabemos la enorme cantidad de sacerdotes, de monjas y de religiosos que llevaron al paredón, me parece una incongruencia. A ver si los que permanecemos en silencio empezamos a sacar documentos y a recordar y los callamos de una puñetera vez para siempre.

Qué ganas tienen de incordiar por incordiar, de insultar por insultar. Si ni los Sanfermines son lo que eran, cuando, en plenas fiestas, permiten convertir las calles en una especie de putiferio donde la mujer es el objeto más manoseado, sobre todo si es extranjera y vaya usted a saber. Las denuncias se multiplican todos los años. Que tanto el Ayuntamiento como el Parlamento foral se fijen en eso, en lo que tienen en casa, y dejen de jugar a dar leña, a mofarse del jefe del Estado. Si los gobiernos en España fueran como deben se había acabado hace tiempo con esta moda. Descuide usted, que si en la Cuba de los Castro, en la Venezuela de Maduro o en el Irán de Hasán Rouhaní se le ocurre a alguien hacer lo que hace esta gentuza que ha llegado al poder queriéndonos dar lecciones de historia, de democracia e incluso de ética, acababan con la cabeza cortada o en el mejor de los casos encerrados de por vida en auténticas mazmorras más propias del medioevo que de los tiempos actuales.

Les jode, perdón, quise decir les escuece, que se les digan estas cosas, pero es la pura verdad. Solo un partido ha alzado la voz anunciando que preguntará al Ministerio Fiscal si la exposición es constitutiva de delito. La barbarie de las imágenes no deja lugar a dudas. Ya nos saldrán con la consabida libertad de expresión que aplican a los demás, pero que cuando a ellos les toca, deja de ser válida. Se puede honrar y recordar a los muertos de la Guerra Civil sin necesidad de ofender. A ver si aprenden de una puñetera vez.