Según lo previsto, la anunciada reunión a tres bandas entre PSOE, Podemos y Ciudadanos terminó sin acuerdo alguno, a la hora de intentar una combinación de Gobierno que permita evitar una repetición de las elecciones. Tal como sucede en casos parecidos, nos encontramos con un problema de incentivos de los actores implicados. Excepto el PSOE, el resto tiene poco miedo a acudir a la posible convocatoria electoral del 26 de junio.

Y es que no hay que dejarse engañar por los sondeos realizados hasta ahora. Pese a que la mayoría apuntan a un castigo hacia el partido liderado por Pablo Iglesias, este tiene una baza de la que se habla poco: la posibilidad de forjar una alianza preelectoral con la IU dirigida por Alberto Garzón. Votos que se "perdieron" a la hora de otorgar escaños a este último, pero que multiplicarían su efecto si se sumaran con Podemos y sus confluencias (hasta el punto de poder amenazar el segundo puesto del PSOE).

En cuanto a Ciudadanos, sus líderes también confían en que su actitud "responsable" durante las negociaciones sea premiada por los votantes? aunque nunca de modo suficiente como para amenazar la hegemonía del PP en el centro-derecha que, pese a la avalancha de corrupción procedente de Valencia, seguiría siendo la formación más votada (incluso con algunos escaños más, haciendo posible una alianza postelectoral con el partido de Rivera).

Así que el tiempo para evitar elecciones corre? pero, de manera especial, contra Sánchez (quien es consciente de que no tendrá opciones de ser presidente si se repiten los comicios). Aunque no adelantemos acontecimientos: como sucedió en Cataluña, habrá que estar atentos a los movimientos de última hora de unos y otros, a finales de este mes.