Para desfachatez, la de Podemos y compañía. Se revuelven en sus poltronas, pillados como están, tras descubrirse, cosa que propalan todos los medios de comunicación, unos con más fervor y convicción que otros, sus devaneos con los regímenes iraní y venezolano y el traspaso millonario que el difunto Chávez hizo a la fundación que da origen a Podemos, cantidad que supera los siete millones de euros. ¿Y para qué tanta pasta? Pues para que el chiquito este de la coleta creara "cambios políticos afines". Es decir, para que convirtiera España en un trasunto de Venezuela, en una república bolivariana que acabara, con el paso del tiempo, como la propia matriz. Eso sí, previamente habría logrado extender su ideología y movimiento al conjunto de España.

Yo quiero ser española, con los defectos y las virtudes de todo español. Si quisiera ser venezolana pediría asilo político en aquel país que entre Chávez y Maduro han echado a perder. Y como yo, millones de españoles. Por eso no comprendo el juego que los "Podemo's boys" se traen entre manos. Cuando arrecia, los medios de comunicación en general no hablan de otra cosa y la Udef investiga, estos demócratas de pacotilla acusan al Gobierno y en concreto al Ministerio del Interior, de "prefabricar informes" contra su partido e incluso de intentar "entorpecer su actividad parlamentaria". ¿Qué actividad? ¿La de dar de mamar al niño de la Bescansa? ¿La de morrearse Pablito, con inequívoco fin escandalizador, con Doménech? ¿La de insultar a González ante la tibieza de Sánchez? ¿O la de faltar al respeto a todo el que se le ponga por delante, mayormente PP y Ciudadanos?

El informe en cuestión no es un invento ni del PP, ni del Gobierno en funciones, ni de la Udef. El informe existe. Está firmado por Hugo Chávez y es absolutamente revelador sobre la financiación de un partido que nació, millonario, de la nada. Periódicos de distinta ideología han convenido en lo mismo. Pero estos chicos son habilidosos a la hora de negar la mayor. Y la menor. Ellos están libres de culpa por eso se prestan a lanzar constantemente la primera piedra. Ellos, cuando levantan el índice acusador no reparan. Cuando son los demás quienes lo levantan, ven conspiraciones por todas partes. Son incapaces de reconocer sus defectos, fallos y vicios, que son muchos. El vicio más contrastado, el de vivir como auténticos millonarios. A poco que se hurgue, se descubre lo que se esconde bajo el círculo. Y eso es así, aquí y en Madrid.

Podemos no nació limpio. Podemos tiene los mismos vicios, las mismas lacras que los demás. Solo que los demás los reconocen y tratan de limpiar, a veces de forma poco efectiva. Por el contrario estos no reconocen ni el día en el que viven si con eso se puede dilucidar algo que no les convenga. Ya está bien de engañar.