La presentadora Cristina Pedroche, famosa por sus transparencias en las campanadas fin de año, se ha despachado a gusto en una reciente entrevista. Ha entrado en política, a pecho descubierto, tiene dos buenas y redondas razones, y lo ha hecho de forma sectaria y echándose encima a gente que nunca le ha hecho nada. Además de no poner el intermitente cuando conduce porque "me da rabia su sonidito", con lo cual es un peligro al volante que la Dirección General de Tráfico debiera tener muy en cuenta, la vallecana ha dicho sin pelos en la lengua: "Me caen mal los votantes del PP". Así, sin argumentos contundentes. Pero ella, que es una progre, votante de Garzón, pero que vive a lo grande como la derecha más rancia, que diría ella, no sabe si mata o espanta cuando habla.

Al preguntarle el periodista el porqué de su odio visceral hacia esta formación política y sus votantes, ojo a la respuesta, la Pedroche ha dicho, y cito textual: "Hostia, es que es la verdad. PP: pendientes de perla. Eso es así de toda la vida. Cuando era pequeña, me daba tanta rabia la gente que iba con pendientes de perla... Es que son pijas malas. Y aquí en Vallecas había gente como mi tía que, de repente, se ponía perlas y yo pensaba: "Algo escondes". Que a lo mejor es una chorrada y ser del PP es más llevar el pelo así o el foulard asá". Además de mal hablada, esta chica sufre un cuadro confusional agudo. Conozco a infinidad de votantes del PP, al igual que conozco a infinidad de votantes del PSOE e incluso de otras formaciones y confieso que no sabría distinguirlos por sus apariencias. Solo a los radicales, que se empeñan en hacer del desaliño indumentario sus señas de identidad. Por cierto, he visto perlas maravillosas en orejitas socialistas y aún de IU.

La chorrada esa de las perlas es de libro. Toda mi vida, desde chiquitita, he llevado perlas en las orejas. El tamaño de las mismas ha ido creciendo conforme me he ido haciendo mayor y nada de pija, porque para ello cuenta más el din que el don. Servidora cero patatero de din y el don, el de ser buena gente, me lo han dado mis padres. Quiero reconocer que las perlas son las más hermosas gemas. Posiblemente el día en que la Pedroche decida lucirlas, serán australianas, que valen una pasta gansa. Servidora las ha llevado siempre más modestitas, sin grandes alardes y creo que en ningún momento han constituido una provocación para nadie. Ni me han hecho más pija ni más progre.

Estoy viendo una foto en la que la fallecida Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia, también conocida como la "duquesa roja", luce unos pendientes y un collar de perlas maravillosas. Y era más de izquierdas que Iglesias. Es decir, una noble aristócrata atípica. Y, sin embargo, no apostató de las perlas. ¿Qué le habrán hecho estas gemas a Pedroche? Los complejos y carencias infantiles se tornan demoledores en la juventud.