Pues sí, eso es lo que repuso Mariano Rajoy a Évole cuando el periodista le acosaba con la corrupción que acosa al PP: que esas cosas pasan. Y ahí quedó todo, porque en realidad no hubo nada más. El presidente del partido conservador y del Gobierno en funciones solo asume responsabilidades por lo que haga él, o sus ministros, o la secretaria general de los populares. No de otra cosa.

Claro que algunas responsabilidades hubo de admitir, porque no hay forma de esquivar, por ejemplo, los sms que Rajoy le envió a Luis Bárcenas, cuando el extesorero y senador del PP ingresaba en la cárcel por sus papeles publicados y sus cuentas en Suiza, aquellos correos del "Luis, sé fuerte". La finta utilizada para esquivar la incómoda pregunta fue que los seres humanos se equivocan. Y Rajoy es un ser humano, claro, como quedó demostrado reiteradamente a lo largo de la entrevista en algunas de sus curiosas declaraciones como que el Gobierno siempre ha sido independiente, que no se irá ni aunque los grandes banqueros se lo pidan, y que todo el mundo tiene que pagar el IVA porque a él no le consta que el PP haya pagado con dinero negro en ninguna ocasión.

Al parecer, el encuentro ante las cámaras televisivas había sido solicitado hace mucho. "¿Tan mal se encuentra ahora para haber accedido?", inquirió Évole. Y Rajoy contestó que, al contrario, que se encontraba muy bien y por eso estaba allí. Pero una vez más, el presidente del Ejecutivo en funciones volvió a dar la imagen de un perdedor sin recursos, insistiendo en la gran coalición, que nunca se producirá, entre PP, PSOE y Ciudadanos, su única tabla de salvación. Resulta un tanto patético observar cómo quien lo ha tenido todo -la mayoría absoluta- y todo lo ha desaprovechado, clama ahora por árnica a Sánchez, quien le llamó indecente en el cara a cara televisado antes de las elecciones, además sabiendo de sobra que que si los socialistas logran formar Gobierno solo lo harán con los de Rivera o con los de Iglesias, aunque al final lo más seguro es que haya que volver a las urnas a finales de junio.

Esas cosas pasan, sí. Aquí no se gana para sorpresas y sustos, como con el caso de esos cientos de españoles que ocultaron su patrimonio en paraísos fiscales, descubiertos a la sazón por esos papeles de Panama desvelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, y en los que se han encontrado 1.200 sociedades y 558 accionistas con dirección postal española. Lo que no significa que no haya otros españoles con dirección postal en el extranjero. La mayoría regularizaron su situación gracias a la generosa ley de amnistía fiscal de Rajoy y Montoro hace cuatro años. Tener sociedades fuera de España no es ilegal pero sí lo es no declararlo a Hacienda. Los papeles no se refieren solo a nuestro país, sino a todo el mundo, con nombres como Putin, el presidente argentino, Macri, el primer ministro de Islandia, diversos jeques, y venezolanos, no se sabe si chavistas o de la oposición. Entre los españoles, Pilar de Borbón, tía del rey, Micaela Domecq, mujer de Arias Cañete, el director de cine Almodóvar, y el ya casi habitual en estos casos: el futbolista del Barcelona Leo Messi. La gente, mientras, a pagar.