Ciento y tantos días de negociación. Pero el desenlace puede seguir esperando. Sobre todo ahora que en lugar de dos, son incontables los partidos empeñados en mercadear por unas docenas de diputados. Ya se trapichea mencionando el número que es capaz de aportar cada uno de los aspirantes. Ventajas del nuevo multipartidismo que todo lo cambia, intercambiándolo. "Do ut des", el nombre del juego.

¿ Y la ciudadanía? Harta, sin duda. Pero, ¡qué mas da! ¿De qué sirve tanta palabrería bochornosa? "Todo por la renovación transversal", es la consigna.

Ya lo dijo el docto profesor: "El pueblo siempre tiene la razón". Y el diputado respondió: "Hemos de darle lo que nos ha pedido en las urnas"... "Y también dos huevos duros"; debió contestarle el no menos sagaz Marx (sí; el bueno).

Y en esas estamos.

¿ Hasta cuándo? Esa es la cuestión. Sin embargo creo que somos muchos los que solo ambicionamos un final; que este espectáculo insoportable concluya lo antes posible. Y, sobre todo, que no se nos castigue una vez más con la pantomima, el suplicio de unas nuevas elecciones generales. Y los tan cacareados, versátiles, intercambiables programas. ¡Ahora multipartidistas. !

"Si no os gustan estos principios no os preocupéis; aquí tengo otros intercalables". De nuevo el docto hermano Marx. Vergonzantemente imitado por tantos de nuestros representantes electos hace ya más de cien días.

"Qué gran país si hubieren buenos señores".

Jesús Pertejo (Madrid)