Al menos "je suis" pescadera y friegasuelos. Y espero que una campaña de solidaridad y merecidas risas celebre el honor con el que un escribidor de la Real Academia de la Lengua ha calificado, con lengua viperina, a la alcaldesa de Barcelona.

Hace unos años fue Pilar Rahola quien tuvo el honor de ser llamada pescadera por un tal Urdaci, un besugo que se hizo famoso por llamar "ceceoó" a Comisiones Obreras en la tele. Ahora ha sido el merluzo de un tal Félix de Azúa el que va a pasar a la fama por recomendar a Ada Colau para tan digna profesión, pocos días después de que otro percebe, concejal del PP que no consiguió ni ser "trending topic", la recomendara para el digno oficio de friegasuelos.

Hace falta ser melón, mendrugo y papafrita para meterse en este fregado, siendo insignes hombres que en su vida ni han meneado una escoba ni se han metido en harina.

No tengo el gusto de conocer si estos machitos son zampabollos, lechuguinos o unos berzas, pero como dijo Lope, "en una de fregar cayó caldera", y lo han hecho con todo el equipo. Porque seguramente no han dado palo al agua en su vida, de ahí que desprecien el trabajo de fregar suelos y de vender pescado en los mercados, por ser propio de mujeres, como el de destripaterrones en el campo o de hortera en el comercio, en este caso dedicado a los hombres.

Son perfectos especímenes de macho ibérico, mequetrefes pescaditos, gambas y gallitos que solo se atreven a hablar contra mujeres. Y también son clasistas, porque no valoran el trabajo honrado que a ellos les permite pavonearse cuando pisan el suelo bien fregado o se toman un lenguado "a la meunière".

Deslenguados, especialmente el académico, y empanados todos los que no aceptan que una mujer trabajadora pueda ser alcaldesa o pueda ser presidenta de la Real Academia de la Lengua, pese a que tardó casi trescientos años en admitir a la primera y ahora sigan siendo una minoría. ¿Estarán vendiendo pescado?

Debería recordar el señor académico que una mujer escritora del siglo XVI, Teresa de Ávila, una santa, ya les dijo a los hombres de la época que Dios anda también entre los pucheros? quizás cocinando pescado.

Debería saber el concejalillo del PP que al acabar la jornada laboral es mejor oler a pescado que a chorizo, como su partido.

Y deberían saber los hombres que desprecian el trabajo y a las mujeres que no ofende quien quiere sino quien puede. Y que todas las mujeres somos pescaderas y friegasuelos, ¡a mucha honra!

Puede que por el tono de este escrito alguien pueda llamarme verdulera. Pero miren, las verduras son muy saludables, y prefiero mil veces ser rabanera que ser un tostón de escritor o un político chorizo. (Lo digo por si acaso, porque este artículo se acaba y "¡ya está tol pescao vendido!"),

Y que, como canta Víctor Jara, por despreciar a quienes andan entre pucheros y por no ser ni carne ni pescado: "Usted no es ná, no es chicha ni limoná; se la pasa manoseando caramba zamba su dignidad".

Así que, para finalizar y como pescadera, friegasuelos y verdulera que soy o que je suis, desde esta sencilla columna sin pretensión de academia, decirles a los melones, algarrobos, peras, patatas, cebollinos o cabezas de membrillo que esta vez han metido la pata llamando pescadera a la Colau.

Que te has colao, bacalao. Como dice el pueblo.