Mientras seguimos discutiendo si habrá nuevo Gobierno o nuevas elecciones, han llegado los datos oficiales sobre el déficit español en 2015. Y han saltado todas las alarmas. Resulta que nos hemos gastado la friolera de 56.600 millones de euros más de los que hemos ingresado. Calderilla. Esta propinilla equivale al 5,16% del Producto Interior Bruto (PIB), que es todo, todito, todo lo que surge, se mueve y circula por este país durante un año. Bruselas nos había marcado una visible y gruesa línea roja: no pasar del 4,2%. Sin embargo, hemos alcanzado el referido 5,16, es decir casi un punto más, que, traducido a pasta contante y sonante, supera los 10.400 millones de euros. (Si pasan todas estas cantidades a pesetas, seguro que se marean; yo lo intenté y caí patas arriba; aún estoy descalabrado).

Y ahora, ¿qué?, se preguntarán ustedes, porque, en estas circunstancias, lo primero que hace cada cual es llevar a su vida cotidiana estas cifras y cuestiones que parecen reservadas a los próceres y que a ellos, y solo a ellos, atañen. Es decir cómo va a repercutir en ti, en mí, en el de más allá y en Maroto el de la moto esto del déficit, el desvío presupuestario, las advertencias de Europa y demás compañeros mártires. Pues, agárrense de las orejas que sopla el viento y no tenemos árboles a mano: los expertos (y ahí coinciden casi todos) auguran un ajuste de 23.600 millones de euros, céntimo arriba, céntimo abajo. Más moneditas al bolsillo.

Y ¿cómo se logra tal minucia? En el PP de Valencia dicen que llamando a un par de constructores para que asuman la deuda a cambio de alguna obrilla. Hoy por ti, mañana por mí. Pero, claro, ahora gobierna allí una coalición social-comunista y no sé cuántas cosas más y la cosa se ha puesto imposible. Habrá que tirar de ortodoxia, o sea recurrir a las vías tradicionales, que son tan dolorosas como operar sin anestesia. Y, que se sepa, solo hay dos: nuevos recortes o más impuestos. ¿Se imaginan cualquiera de estas dos "soluciones" de aquí a Navidad? ¿23.600 millones en recortes sobre lo ya recortado y en poco más de medio año? También marea. ¿23.600 millones en más impuestos sobre gentes que andan mal para llegar a fin de mes? Se suben al gargüelo desde el estómago a los zancajos pasando por los congojos? Cabría el camino intermedio, una mezcla de las dos, pero tanto da que me da lo mismo; el caso es que hay rebajar esos 23.600 millones? De momento, porque ya veremos si no son más o si no aparecen otros pufos tapados, hasta ahora, por la propaganda del nuevo milagro económico español y la llamada salida modélica de la crisis.

Esto último nos conduce en línea recta a otro asunto igualmente espinoso e irritante: nos han estado mintiendo; nos han vuelto a mentir. ¿Cuántas veces hemos oído a Rajoy, a De Guindos, a Montoro, a Sáenz de Santamaría asegurar que España cumpliría el déficit previsto en el 2015, que ya lo estaba cumpliendo?, ¿recuerdan la que se armó aquí cuando el comisario Pierre Mostovoi avisó el pasado 5 de octubre del riesgo de incumplimiento? Hasta se dijo que su denuncia se debía a que era socialista y, por tanto, quería dañar la credibilidad del gobierno del PP? Pero, claro, es que los datos no cuadraban y, además, llovía sobre mojado ya que España había incumplido los compromisos de déficit de 2012, 2013 y 2014, todos los de Rajoy. Parece que Bruselas ya no está dispuesta a pasar ni una más ni a permitir que se oculte la realidad.

Así que, ya ven, tenemos un doble déficit de verdad. O sea, un déficit verdadero, palpable, ruinoso (56.600 kilos en 2015; 10.400 más de lo permitido) y otro déficit, que es la ausencia de verdad, la proliferación de la mentira y el engaño. Íbamos tan bien, Rajoy se había volcado tanto en los económico, que todos teníamos que sentirnos agradecidos y felices. Pero resulta que no, que debemos la intemerata, que tenemos que sacar "de-don-de-se-a" 23.600 millones de euros. Y sin Gobierno. ¡Menuda herencia para el que llegue! ¿Y si vuelve a presidirlo Rajoy?, ¿a qué herencia recibida le echará la culpa? Tendrán que sacar al malvado Zapatero del limbo de los justos donde parece instalado hogaño. O que dé Montoro otro par de ruedas de prensa para responsabilizar a todos (menos a él, claro) del desastre deficitario. La culpa es de las comunidades autónomas, del pago de la vacuna contra la hepatitis C (¿no debe un Gobierno velar por la salud de todos?), del desfase en la Seguridad Social (¡Ay, Dios mío, las pensiones del futuro!), del lucero del alba. Nada dijo de medidas (dos descensos del IRPF) directamente relacionadas con el calendario electoral del 2015. Así que ahora toca leña al mono hasta que aprenda el Catecismo: estabilidad a ultranza, vigilancia a las comunidades autónomas, nada de desvíos, recortes, impuestos. Una delicia. Ganas dan de ser ciudadanos? en funciones. Lo duro que lo roan otros.