Decir que estamos en plena Semana Santa es una obviedad. Como lo es el fervor y el apoyo que la Semana de Pasión tiene en toda España por parte de congregantes, de hermanos de paso y de hermanos de acera, por parte de visitantes llegados de todas las latitudes habidas y por haber, incluso de allende los Pirineos y allende los mares. Es lo que tiene la Semana Santa, que concita el interés de todos, creyentes y no creyentes. Lamentablemente, y por parte de muchos ayuntamientos, los gobernados por la izquierda, en unos casos por el PSOE con apoyo de Podemos y en otros, directamente por los podemitas, se ha desatado una especie de furibundia anticlerical que mete miedo, y con la que pretenden obstaculizar la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, creando todo tipo de problemas, restringiendo espacios, impidiendo las escoltas y mil pifias más.

Cabe decir, sabiendo lo que se sabe y viendo lo que se ve, que el actual Ayuntamiento de Zamora es modélico en este sentido. No participa pero deja hacer, que de eso se trata. Y no como en Oviedo, donde el alcalde socialista que gobierna gracias al apoyo de Podemos, si pudiera haberse cargado la Semana de Pasión lo habría hecho sin contemplaciones. No ha podido, pero sí ha puesto miles de obstáculos e inconvenientes para ningunearla, para achicarla. Ha mentido a las cofradías, ha prohibido a la Policía Local y a los Bomberos escoltar las imágenes, ha retirado las ayudas que con largueza dio al carnaval, no ha cedido espacios públicos y por supuesto, de asistir a las procesiones y a los actos litúrgicos, nada de nada. Esto último es respetable, lo anterior es una falta de respeto. Una clara muestra del sectarismo con el que esta gente gobierna ciertas instituciones.

Llaman caciques a los alcaldes de derechas. Y estos ¿qué son? Los Cangapol, aquel cacique de los Tehuelches allá por el XVIII, solo que en el siglo XXI. Y si solo fuera el alcalde de Oviedo. En muchas provincias de Andalucía no han podido ni con el fervor, ni con la tradición. Han ido a saco a por la celebración. Afortunadamente minusvaloraron no solo el poder de las cofradías, sino el sentimiento de los cofrades y todo ha quedado en conatos, en provocaciones, en salidas por la tangente. Nunca hasta la fecha el desprecio de cierta izquierda había sido tan palpable. El PSOE, depende de quién lo ayude a gobernar, con una mano pone una vela a Dios y con la otra al demonio. ¡Tiene bemoles!

Cómo me alegra ver que una Semana Santa más, los españoles, y por ende los zamoranos, nos hemos echado a la calle para manifestar nuestra devoción. De nada han servido los intentos de boicot por parte de los populistas que ahora gobiernan administraciones locales y autonómicas. El fervor por la Semana Santa, y Zamora no es, no puede ser una excepción, y el amor por las tradiciones, es más fuerte, ha podido resistir el embate de esta marea que ha hecho lo posible y lo imposible por cargarse la Semana Santa en muchas ciudades españolas. Un contrasentido que ojalá les pase factura.