Que no, que los franceses nunca nos han perdonado, a pesar de los Fusilamientos del 3 de Mayo y de tantos otros atropellos, que España sea la cuna de los valientes capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, de Agustina de Aragón, de Espoz y Mina, y hasta del mismísimo Empecinado. No nos perdonan que les diéramos sopa con honda. Que los sumiéramos en la vergüenza más absoluta. Que los echáramos con cajas destempladas, que el pueblo español fuera uno contra todos ellos. No lo digieren. Nos tienen atragantados desde hace muchos siglos. Por eso siempre que pueden arremeten contra nuestros héroes actuales. Todos cuantos prestan su nombre a distintos deportes en los que ya no tienen nada que demostrar porque lo han demostrado todo. Y a edades bien tempranas. Como es el caso de Rafa Nadal.

Mi admiración por Rafa no tiene límites. Para mí es el paradigma de deportista honesto, noble, grande entre los grandes, generoso, solidario? Por eso cuando, primero desde los nefastos guiñoles galos y ahora por boca de la exministra francesa de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, acusan muertos de envidia a nuestro Rafa de dopaje, me llevan los demonios. Como entre políticos podría haber un conflicto diplomático arremeten contra la flor y nata del deporte nacional. Lo han hecho con la Selección Española de Fútbol, con la de Baloncesto, con nuestros ciclistas más internacionales, con los del waterpolo, con la gimnasia rítmica?, en fin, que han procurado no dejar títere con cabeza. Imperdonable.

A la Bachelot habría que atarla en corto porque se desmanda con mucha facilidad. Rafa lo va a hacer por la única vía legal la de la demanda judicial. La Bachelot es de las que constantemente da positivo en estupidez. En realidad es una pobre mujer con lengua bífida que ha ido a hacer daño, sin conseguir su objetivo. Porque todos cuantos conocen a Rafa Nadal y aun los que no, han cerrado filas en torno al mallorquín. Nuestro Rafa.

A falta de triunfos deportivos sonados, a Francia o por lo menos a algunos franceses más o menos cualificados, solo les queda la práctica del deporte del bulo. Y se emplean a fondo. Siempre contra los mismos, los deportistas españoles. Pero con Rafa han pinchado porque ya no tolera más infundios. Acusar es lo más fácil del mundo. Pero hay que tener pruebas. Y resulta que ni los del guiñol galo, ni esta madame tienen prueba alguna de aquello que los invita a levantar el índice acusador que se ha vuelto contra ellos.

Afortunadamente, la gente que no es envidiosa, la sociedad normal, sabe apreciar y sabe distinguir y sabe ver dónde está la injuria y la calumnia, el infundio. Tú, Rafa, a lo tuyo. A seguir demostrando la pasta de primera de la que estás hecho. Lo correcto es denunciar y ahí le va a la Bachelot la primera para que se muerda la lengua antes de propalar mentiras. ¡Aúpa, Rafa, en Zamora, también estamos contigo!