Fue al final del último pleno del Ayuntamiento de Zamora y pasó prácticamente desapercibido. Una vez más Paco Guarido volvió a sacar esa vena sectaria a la que nos tiene cada día más y más acostumbrados. Él es quien decide lo que está bien y lo que está mal. Él es quien decide lo que le interesa a la gente y lo que no le interesa a la gente. Él es quien siempre quiere quedar por encima del bien y del mal. Él es quien, con su actitud, nos muestra un carácter autoritario muy alejado del talante dialogante por el que siempre abogó.

Vino a significar a la conclusión de ese pleno que él, como alcalde, está en contra de lo que ha denominado "apartheid" de Israel contra Palestina. Al margen de las consideraciones que podamos tener cada uno de nosotros al respecto, Guarido volvió a arrogarse la capacidad de hablar como representante de todos los zamoranos para emitir una opinión netamente personal.

Obviamente, no pretendemos que el alcalde deje de expresar sus opiniones a pesar de que él se muestre encantado con callarnos y dejarnos sin nuestros turnos de palabra en los plenos del Ayuntamiento. Pero lo que resulta inadmisible es que el alcalde de Zamora realice declaraciones grandilocuentes como la anterior y lo haga en su condición de alcalde de la ciudad, esa que representa; tanto a los que lo han votado como a los que no lo han votado. Por cierto, que no se le olvide que son más los que no lo votaron que los que lo votaron. E incluso, a día de hoy, seguro que muchos no lo volverían a votar al ver que la ciudad ni avanza ni tiene proyecto de futuro y, además, cada día se encuentra en un estado más calamitoso.

Parece que Francisco Guarido es alcalde de Zamora solo para lo que le interesa. Parece que solo quiere representar a la ciudad en aquellos asuntos en los que él se siente cómodo y a gusto con sus ideas personales demostrando, de esta manera, que no deja de usar la Alcaldía como un mero instrumento sectario al servicio de sus ideas en lugar de un punto de encuentro común de ideas al servicio de los vecinos de Zamora.

Guarido se ha justificado en otras ocasiones aludiendo a que "es lo que la gente quiere" o "es lo que la gente pide" cuando adopta una decisión o cuando realiza una manifestación. Lo hace para justificarse. Es el ADN del comunismo que lleva Guarido en su interior y en su exterior. Un gen que lo lleva a tener la capacidad de decidir qué es lo que pensamos todos solo por el hecho de que sea él quien lo piense.

Y mientras, el PSOE en el Ayuntamiento de Zamora aguantando desaire tras desaire. Fagocitado en un equipo de Gobierno en el que cada vez tiene menos peso y en el que ha de aguantar cómo se impone una Izquierda Unida que navega a la deriva en toda España y más pendiente de dar el salto al barco de Podemos que en tratar de arreglar las vías de agua que cada día se multiplican.

El alcalde de Zamora parece que solo lo es para lo que le interesa y para quienes le interesan. Los demás no tenemos cabida en un Ayuntamiento que oculta información y que pretende vulnerar los derechos de los concejales de la oposición mostrando su verdadero rostro autoritario y alejado de las buenas prácticas democráticas.