Qué buen vasallo si tuviese buen señor! que reza "El Cantar del Mio Cid" podría aplicarse a la película "El renacido", traduciéndolo como ¡Qué buena producción si tuviese buen guion! Es una lástima que el mejicano Iñárritu no haya sabido aprovechar los enormes recursos empleados en esta larga y pretenciosa película para hacerla creíble, porque solo le ha faltado al protagonista llevar los calzoncillos por fuera del pantalón para poder ponerle en el pecho la "S" de Superman. ¡Qué lástima! Que después del excelente arranque, el público se vea sorprendido al no poder explicarse cómo es posible caer por un precipicio, de decenas de metros, montado en un caballo y salir ileso, o por saber de dónde sacaba Glass la leña para hacer una fogata en un lugar donde, en kilómetros a la redonda, solo existía una enorme extensión de hielo y nieve. O como se mantenían milagrosamente en el aire los restos de la espadaña de un campanario, en un desafiante equilibrio inestable, mientras se balanceaba una campana -imposible para cualquier tipo de arquitectura- salvo que quisiera decirse que era un decorado de cartón piedra. ¡Qué lástima! O cómo unos padres tan guapos como Leonardo DiCaprio y una madre india de no menor belleza, cuyo nombre desconozco, habían podido tener un hijo tan feo como el que sale en la película. ¡Qué lástima! O cómo un ser humano puede salir indemne, sin un mísero catarro, tras haber estado sumergido un tiempo en las gélidas aguas de un paraje polar, después de haber sido destrozado por un oso y rematado por un trampero acojonado y sin escrúpulos, como Tom Hardy. Pues eso, que a veces, se hacen esfuerzos importantes, económicos o de otro tipo, y quienes tienen en la mano la posibilidad de sacarle el mayor jugo posible se conforman con hacer algo parecido a un Indiana Jones dirigido por Tarantino, pero eso sí, con una excelente fotografía del también mejicano Lubezki.

Algo parecido viene haciendo la clase política con los ciudadanos de este país, por lo que podría decirse de ellos aquello del "El Cantar del Mio Cid" o lo de "El renacido": ¡Qué buenos ciudadanos si tuviesen buenos dirigentes! Porque es una lástima que la paciencia que están teniendo los españoles, absteniéndose de protagonizar huelgas generales o de provocar algarabías callejeras, no se esté viendo recompensado por la falta de sentido de Estado de la clase política. ¡Qué lástima! no estar aprovechándose del conformismo practicado por los españoles, de manera estoica, bajo el rigor de una ley de empleo que ha recortado sus derechos e intereses, para haber dado pasos de gigante. ¡Qué lástima! no contar con la colaboración de los poderes financieros al no poner en danza recursos que puedan permitir la potenciación y creación de nuevas empresas, y por tanto de la creación de nuevos y dignos puestos de trabajo. ¡Qué lástima! que aún se siga dando crédito a la justicia, cuando los mayores ladrones del país viven cómodamente en Suiza, en La Moraleja o en El Ampurdán, paseándose por los foros como próceres de la patria, mientras los más vulnerables y desfavorecidos continúan puteados (Véase La Opinión-El Correo del 10 de febrero) ya sea con 6 meses de cárcel por no pagar seis noches de hotel, o con 18 meses de prisión por robar el estribo de una moto! Qué lástima! que la gente siga votando a quienes les están engañando de manera ignominiosa, a quienes prometen combatir la corrupción a la vez que protegen a sus más corruptos dirigentes.

Un desperdicio del que algún día alguien tendrá que responder. Que rendir cuentas por tanto engaño, por tanto robo, por tanta tomadura de pelo. Pero claro, a lo peor no pasa nada, como le ocurre a esa película del magnífico director Iñárritu, bien interpretada por DiCaprio, con nominaciones para un montón de Óscar.